miércoles, octubre 15, 2008

Tiempos moviditos

Una noticia pisa la anterior y es casi imposible seguir la pista de las cosas. Entiendo que el ciudadano de a pie no entienda nada, si ni siquiera los especialistas se atreven a predecir más allá de los cinco minutos que van a llegar.
Es una situación propicia para ZP, un político gestual, cejijunto y con una diabólica y reconocida habilidad para confundir. En este escenario aparece como un mesías salvador, donde hace sólo unos meses dijo que no existía crisis. No sólo eso, sino que el optimismo era la receta para crear empleo. Incluso se atrevió a llamar antipatriotas a quienes tuvieran la osadía de avisarle de la proximidad del precipicio.
Y así estamos.
¿Y en Ibiza? Como siempre, o sea, haciendo caja mientras se afirma que las cosas han ido muy mal. Ha venido más gente que nunca, los hoteleros han facturado algo menos, pero se siguen construyendo viviendas, chaletazos de lujo y se siguen pidiendo amarres y campos de golf, así como licencias para hoteles de cinco estrellas, que es una forma como cualquier otra para camuflar crecimientos demenciales e insostenibles.
En Ibiza ya no se pueden crear nuevas plazas turísticas. ¿Quiere usted construir un hotel de cinco estrellas? Y veinte, si quiere, pero usted tendrá que retirar las mismas plazas obsoletas del mercado. Cómprelas de una, dos o tres estrellas. Allá usted.
Ni una sola plaza nueva más, Tarrés, Vicente Marí. Ni una sola plaza turística más. ¿Por qué no os tomáis las cosas serias más en serio? ¿Ya no nos acordamos del esponjamiento famoso en los años 80 y 90?
Ibiza tiene una flor en el culo, dicho sea coloquialmente. Cuando no es el terrorismo islamista en Egipto y Turquía, o en las Torres Gemelas de Nueva York, es una guerrita en los Balcanes o en Beirut. O unos cuantos bombazos en Argelia, Túnez y Marruecos.
Sea como sea, al tener de todas formas las plazas limitadas (legales e ilegales) acaba por llenar el aforo y por atiborrar el foro.
Y acaban forrándose los mismos de siempre, porque si los británicos dejan plazas, las ocupan los madrileños y los bilbaínos o los lioneses y marselleses que quieren comprobar si es cierto lo de las discotecas de Ibiza.
Puede que algunas casas de coches de alquiler hayan adquirido menos. Casi es una buena señal: hay que sacar vehículos de la isla y quien transporte el suyo propio debiera pagar una tasa de 200 euros o más para ponerlo en circulación en la isla. Y no aparcar el proyecto de meterle un impuesto a los coches de alquiler.
Incluso se dice, se cuenta, que han bajado un 25% las urgencias por intoxicación por drogas.
Al final la crisis nos salvará la isla y a más de uno le salvará la vida.