miércoles, octubre 08, 2008

El sospechoso prestigio de las islas


Dicen algunos que las islas son una metáfora del mundo al completo, del planeta entero. Una representación a escala de los excesos humanos y de los accidentes geográficos.
La islas sorprenden incluso a los isleños. Una chicharrera, campeona del mundo en natación artística o sincronizada, vino a Ibiza con el equipo y me dio la mejor definición de Ibiza que he leído en mucho tiempo: «Ibiza es muy tierna, bajita, con las figuras muy marcadas, parece un belén».
Parece un belén de Navidad, dijo la hermosa canaria. Quedó muy sorprendida de las proporciones de Ibiza, una isla de la que se dice que está hecha a la medida del hombre. Cierto, a escala humana: un belén.
A mí me pasó algo a la inversa, cuando ya conocía las descomunales lomas de granito de Brasil, sus paisajes, sus cataratas inabarcables. Bueno, pues Tenerife me dejó muy impresionado. Un isleño quedó impresionado por una isla volcánica, con unos tajos que yo interpreté como la fuente donde nace el dolor de la historia.
Los guanches saltaban de peñasco en peñasco y sorteaban precipicios imposibles. En aquellos barrancos ha habido muchas matanzas. Matanzas es un topónimo que se emplea a conciencia y en abundancia en el archipiélago canario y en América.
A la nadadora le impresionó Ibiza, a mí me impresionó Tenerife. Y Menorca. Mallorca, no; es demasiado semejante, aunque a otra escala, a nuestra Ibiza.
¿A qué viene hoy mi atención por las islas? A que me ha asaltado una divertida sensación: las islas pierden potencia, ya no ganan prestigio. Lo digo pensando en mi querida Ibiza, una isla tan maltratada que ya sólo sobrevive en la memoria de quienes la recuerdan de antes.
Pero lo mismo está pasando con las Canarias. No ganan prestigio, no hay manera de hacerlas subir más. No digamos ya de las islas del Caribe en general: Cuba no da más de sí y cada vez será peor, porque el cambio climático está barriendo el Caribe. ¿Jamaica, Haiti/República Dominicana?
Mmmmm... no ganamos nada ya.
Lo digo porque acabo de releer un amplio reportaje en Babelia (Bobelia le llama Arturo Pérez Reverte) de cuando yo leía El País. En 1986 me divorcié del diario, pero de vez en cuando adquiría algún suplemento. Cuando vi el sectarismo y las limitaciones del periódico ya prescindí de él.
Pero guardaba estas página sobre «el legendario prestigio literario de las islas», escrito por Carlos García Gual.
Es decir, el prestigio es de las fuentes literarias, no de las islas. Ni Ibiza, Chipre, Sicilia, Creta ni Malta han ganado nada en los últimos años, al contrario. Es una opinión.


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