sábado, septiembre 27, 2014

Drogas, el carrusel de la muerte


Leo en la prensa la crónica judicial sobre dos muertes por ingesta de estramonio, en forma de bebida elaborada al hervir unas semillas de la planta tóxica. En pequeñas dosis puede producir alucinaciones, pero es muy tóxica, induce el coma y causa la muerte si se toma en cantidades indeterminadas. Al ser un brebaje casero se ignora lo que se toma y, lo que es peor, la cantidad exacta. Se dio un caso de intoxicación múltiple en Valencia mientras yo vivía en la zona. Cayeron como moscas, aunque no hubo fallecidos. Otros casos se han dado en Ibiza. 
El estramonio es una planta diabólica, muy conocida en las Pitiusas; crece en todo el planeta y le gustan los suelos ricos en nitrógeno o alterados. Por ejemplo, en Ibiza –la he visto en Dalt Vila, entre otros muchos sitios– suele crecer entre la morralla de un edificio derribado. Asciende con fuerza, con unas hojas amplias y con unas puntas que previenen de su generoso veneno. Las flores son en forma de campanilla blanca, muy hermosas, las flores de la muerte y sus cápsulas llenas de puntas parecen la semilla del diablo.
Por algún motivo, de vez en cuando algún descerebrado piensa sacar provecho de la solanácea y la hierve pensando que obtendrá un alucinógeno doméstico y domado para el uso común. Se equivoca, claro. Salen los damnificados en la prensa y durante un tiempo nadie se acerca a la planta. Hasta que al cabo de unos años otro imbécil vuelve repetir la operación.
Ahora se juzga la muerte de dos amigos en Getafe (Madrid) en 2011. En aquella rave varios invitados quedaron averiados, pero dos no lo contaron. Estramonio, una tisana conseguida hirviendo unas semillas de la planta. 
Las plantas solanáceas son muy intrigantes. Les diré de inmediato que otra solanácea es el tabaco, que aparte de la solanina produce la nicotina, otro producto que causa la muerte. Otras solanáceas son el pimiento, el tomate, la patata, la berenjena y otras muchas plantas ornamentales, como la petunia. O las tremendas mandrágora y belladona.
Se puede aprender mucho observando a los insectos. No se acercan o en todo caso saben cuándo hacerlo y por qué parte atacar a la planta. Aunque el tomate, por ejemplo, tiene su enemigo específico en el parásito que lo daña, no es muy fácil observar insectos posados o beneficiándose de las hojas de la tomatera. La patata es deliciosa y alimenticia, pero a nadie se le ocurre cocinarse los trozos del tubérculo cuando ya han adquirido el característico color verde. Un color extraño que avisa: mejor no me comas. En efecto, es tanta la solanina, que resulta tóxica. 
A quienes sufren de artritis o de artrosis se les recomienda rehuir las solanáceas como las que he mencionado antes. El tabaco daño a todos, pero mucho más a los artríticos. La doctora Ana Urruticoechea quizás me desmienta, pero al parecer la solanina inhibe la enzima que evita la inflamación en el cuerpo. No todo el mundo está de acuerdo, pero en general, las solanáceas son unas plantas que no siempre gozan de buena prensa. Y en el caso del estramonio, recuerden siempre que rima con demonio. 

@MarianoPlanells