sábado, junio 14, 2014

Y de repente llegó Charo Baeza

Cuando acabé la mili, a finales de 1975, regresé a Ibiza creyendo que me incorporaría a la fiesta callejera de los hippies y de los incipientes mercadillos, a las rondas divertidas del puerto, donde se escuchaba la mejor música del mundo casi como primicia global. Ya entonces. Pero Ibiza ya no era la misma: la marabunta hippy se había fundido en su mayor parte y la parte que quedó aquí se había confundido con los turistas y viajeros. Tuve que admitir la primera derrota.
Entonces, los empresarios ibicencos más atrevidos intentaron abrir nuevas vías explorando el terreno. Uno de ellos, Pedro Ventura, me encargó un breve texto como visión general de Ibiza para introducir a Xavier Cugat. ¿El músico catalán que había triunfado en el cine en Hollywood y en Las Vegas? No daba crédito. Él mismo, me confirmó mi amigo Pedro. A los pocos días, el fotógrafo Josep Buil Mayral llegó a la redacción entusiasmado con un paquete de fotos muy sensuales. En una de ellas se veía a una rubia con los pantalones vaqueros blancos muy ceñidos y en el culo impresa la palabra Ibiza. Era Charo Baeza, una explosión de vitalidad difícil de explicar, pero puedes acceder a decenas de videos en Youtube y te llevarás una sorpresa. Entonces era el culo más preciado del mundo.
Charo Baeza es murciana y más lista que el hambre. Toca la guitarra en un nivel muy aceptable, habla varios idiomas y es de una rapidez mental que no responde al cliché de rubia maciza pero tontorrona. Es la clásica artista que las mujeres suelen odiar a primera vista, por lo que enseña y por lo que tiene para enseñar. Pero no es así, ha sabido revertir esta sensualidad a veces procaz en una onda de simpatía a su favor porque usa a las mujeres del público como cómplices y no duda en dorarles la píldora. Además es de Peta, la protectora de los animales y se ha unido a otras causas. La última, ha adoptado un torito que iban a sacrificar los cocineros del Caesar´s Palace de Las Vegas. Estos gestos le encantan a la clase media americana. Cugat, un catalán universal, ya muy anciano, que vino con un ojeador (él decía que era su guardaespaldas) llamado Marcel Viñeta, lo explicaba así: «En EE UU no podrás triunfar en el showbiz si no caes bien a las mujeres».
Charo es un volcán de simpatía, de chistes (siempre a favor de las mujeres), movimientos sexy, sacudidas de melena y gestos pélvicos de marcado carácter sexual. Pero consigue hacerlo de tal manera que las mujeres se ven reflejadas, en vez de parodiadas. Cuando vino a Ibiza ya estaba casada con Cugat, lo cual le facilitó el papeleo y los contactos. Después el músico invitó a una joven starlette más tonta que un arado. Comiendo un plato de paella, torció el gesto y pidió salsa de tomate para sazonarla. Todo dicho.
Charo Baeza (nacida en 1941 o 1951, a saber) sigue actuando en Las Vegas y puedes ver sus videos y su vida en Internet. Cotizadísima, hasta los Simpson la han sacado. Cugat fue contratado por el nuevo Casino de Ibiza y acabaron en un pleito muy desagradable: «He trabajado toda mi vida con la mafia, pero jamás había conocido una mafia como la de Ibiza», dijo entonces. Otro día seguiremos. Quizás.
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