sábado, junio 07, 2014

Estalla el verano




El verano pitiuso tiene esta característica tan insolente: no se presenta con amabilidad y un progresivo acercamiento: nos estalla en plena nariz sin avisar. Y con el verano llegan los buitres y los pajaritos ateridos por la crisis gélida de la meseta. Buscan desesperadamente una habitación para dormir, que no suelen bajar de los 500 euros. Casi la mitad del sueldo se queda pegado en el colchón. Un atraco.
Todos quieren hacerse el año en apenas tres meses. Los ibicencos también sufren un expolio continuado en sus tasas, impuestos, en los abusivos precios del duopolio del transporte marítimo y por otras muchas e inesperadas contingencias.
Unos se quejan de los otros y los otros creen que los ibicencos nadan en la abundancia. No, ni siquiera nadamos ya, tal es la cósmica lluvia de medusas venusinas. Así que todos vamos en busca de la misma novia: hacernos el verano, cargar el coche y regresar al pueblo de la península o los de aquí, acumular suficiente dinero para llegar, cuanto menos, al próximo mes des febrero. El resto del año ya se verá: arroz, espaguetis, cuatro huevos de las gallinas domésticas y beber mucha agua, aunque sea la correosa agua (aguas, porque son varias y de distinta procedencia) de las Pitiusas. Mi padre diría: “Aixó és retrama pura”.
El fenicio se rasca la cabeza. Todavía no hemos acomodado a los primeros turistas y ya tenemos la parada de taxis legal y la otra, la desbandada de taxis en negro, en B. Ya tenemos las paredes y vallas ilegales o alegales, pero aquí están, plantadas contra viento y marea. Ya tenemos que soportar el yate alquilado por algún fantasma que lo tiene fondeado en aguas de Figueretes y emite músicas, coros y danzas a lo largo de toda una noche interminable. En el país donde hay más políticos y funcionarios del mundo (quizás nos gane Corea del Norte) ante estos hechos intolerables ninguna autoridad se da por aludida. ¿Comprenden ya ustedes como el común de los mortales prefiere votar al botarate Iglesias y al antisistema Podemos, en vez de jugar a sus juegos de corrupción, impuestos, ruina, derroche e ineptitud?
El mismo día encuentro una noticia mucho más poética. Un andorrano ha conseguido colocarle un tractor inexistente a un payés de Formentera. Ya es difícil que un payés compre una mula que no ha visto con sus propios ojos. Mucho menos venderle una moto o un tractor. ¿Los fenicios estamos perdiendo facultades? Me preocupa.
Lo único que parece inalterable es la pachorra de los gobernantes locales, la mayor parte de los cuales no sé sabe qué función cumplen en esta vida ni porque cobran a final de mes estos abultados sobres. Vamos a Ibiza Manolo que allá atan los perros con longaniza y nos levantaremos una fortuna haciendo el taxi. Y así año tras año. Ya ha estallado. Bum.

@MarianoPlanells