También el sector turístico vive con el resuello al límite, sin tregua. Da lo mismo que todo un presidente de una importante Comunidad suba al estrado y afirme ante las cámaras de televisión que «Montoro no subirá el IVA turístico». Bien, al día siguiente sale Rajoy anunciando que pasa del 8% al 10%, es decir, el turismo seguirá englobado en el tipo reducido del IVA, pero este sube los dos puntos mencionados. ¿Mintieron? No, nos tomaron el pelo.
Ahora han de ser los empresarios turísticos quienes se coman una parte del beneficio, pues los contratos con los operadores suelen estar blindados meses –incluso un año– antes.
El turismo no da tregua, las noticias se acumulan y cuando ya tienes anotados unos datos llega un Rajoy pálido y checheante y nos pone mirando a Cuenca.
No se impaciente nadie, aquí vamos a recibir todos, excepto los que han conducido al país a un callejón sin salida: las autonomías, con sus derroches, sus embajadas, sus gastos identitarios y sus chantajes 24/7. Y Mariano Rajoy y su arriolismo son poca cosa para deshacer la madeja y reformar un Estado que ha embarrancado y que no saldrá adelante con este ni con otros ajustes.
Cuando el problema ya es de estructura, no es suficiente con cambiar la decoración ni con arruinar a las clases medias.
De ahí que cause una cierta ternura este colectivo de profesores (y otros, claro) que piensan que manifestándose en la calle conseguirán más partidas presupuestarias. A no ser que lo hagan por el simple placer de fastidiar a los únicos que pueden (o podrían, pero ya lo dudo) solucionar este país en quiebra.
También da lo mismo, todos sabemos que unos miles de maestros repartiendo globos no solucionarán nada, ni siquiera la pésima calidad de la enseñanza en toda España (mucho peor donde se persigue el castellano, por cierto). Unos centenares de camilleros blandiendo una cacerola como arma reivindicativa o de médicos chillando en la calle principal tampoco son garantía de mejora.
Estamos intervenidos. Rescatados.
No es necesario improvisar nuevos sofismas ni buscarle etiquetas para el disimulo. Estamos intervenidos, somos un país rescatable, desde aquel nefasto año de 2007, cuando Zapatero decidió inmolar a los españoles para conseguir una segunda legislatura. Dicen que fue el último en ver la crisis y el primero en querer abandonarla. Claro que en el pecado llevó la penitencia. Pero así nos han dejado.
No valdrán lamentos, gemidos ni llantos: tendremos que funcionar con menos proteínas, gastar menos energía y trabajar más horas por menos dinero. Habrá quien vea en esta agonía una especie de castigo por nuestra ceguera triunfalista. ¡Quiá!
No seamos crueles ni seamos ingenuos. Bauzá ya no es nadie, el ministro Soria ya no pinta nada: España está intervenida y con quien hay que hablar, aparte del arcángel San Rafael, es con Montoro, que tiene la llave de la caja. Y con Rajoy. Y con la UE.
Pero que nadie se fíe un pelo. El IVA termina en el 21%, incluso hace un año que aposté por un IVA al 23. Aquí ya no bajará nada en años o nunca más. Ni tasas aeroportuarias ni ivas. Nos quedan unos años apasionantes, aunque quizás no sean agradables en todo momento.
Nota del autor:
Una vez entregado el escrito, el gobienro aclara que la subida del IVA se hará efectiva a partir del 1 se septiembre.
Nota del autor:
Una vez entregado el escrito, el gobienro aclara que la subida del IVA se hará efectiva a partir del 1 se septiembre.