Comencé a escribir en prensa en 1972. Aquí incluyo artículos o textos breves publicados en prensa desde diciembre de 2006.
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miércoles, enero 25, 2012
Impacto final
De manera que muchos creen que esta polémica Ley General Turística es contra el turismo en general, una ley anárquica en la que desaparecen todos los controles que puedan contener la ansiosa voracidad de los empresarios turísticos, que ya han demostrado a lo largo del tiempo que les cuesta poco destrozar los mejores parajes a cambio de nada y más si pueden salir impunes.
Por lo que he leído, el Consell Insular de Ibiza (el de Formentera no lo sé) va a impugnar o a alegar en diversas cuestiones. También los hoteleros de Ibiza.
Para los empresarios mallorquines esta es una ley de gran mejora para ellos y para Mallorca.
Desde Ibiza muchos creen que será una ley que favorecerá el encanallamiento final de la actividad turística, hoy anclada entre el ´todo incluido´ y la marejada juvenil que viene a Ibiza a drogarse y a bailotear en las playas (convertidas a su vez en discoteca) y en las discotecas.
Todo en conjunto nos presenta un panorama sombrío, mucho más si va acompañado de la construcción de algún puerto deportivo (se contemplan al menos cuatro) y de varios campos de golf, instalaciones que en realidad apenas se han usado nunca (al menos el campo de Roca llisa que hay) y que vienen a servir de tapadera para incorporar más inmuebles al mercado, ya de por sí saturado al máximo.
Otra aspecto que preocupa en Ibiza es la más que segura proliferación de los hoteles rurales. Cuando en Ibiza no había más de una decena expresé mi alarma porque sabía (como lo sabía todo el mundo) que en unos años habría decenas.
En realidad, sin fallar, me equivoqué porque creo que hoy no sobrepasan los 35 hoteles rurales, contando con los agroturismos.
Ibiza soporta una carga hotelera que se ha sobrepasado con creces. Últimamente han sido varios los hoteles de alta gama que han abierto sus puertas y que pueden añadirse a la elegancia natural, rural, de los hoteles dispersos por la campiña de Ibiza.
Pues bien, ya son demasiados y la prueba es que incluso han tenido que pedir la venia del Consell Insular para cerrar las puertas durante el invierno, so pena de perder hasta las tejas y las cejas.
Pero da igual, si la ley de Delgado los fomenta, en Ibiza empezarán a crecer los hoteles rurales como colmenas y no habrá modo de pararlos ni, por supuesto, de racionalizar los beneficios. El problema es que los bancos prestarán con mucho gusto el capital inicial, porque las fincas payesas siempre tienen una salida fácil en el mercado. En conclusión: no tardaremos muchos años en ver que una gran parte de estos hoteles pertenecen al catálogo inmobiliario de diversas cajas y bancos. Y la isla a reventar durante 3 meses al año.
Ahora bien, esta ley puede servir para reconvertir globalmente (estamos hablando de urbanismo, no de hostelería) amplias zonas 'maduras' o mejor dicho, ruinosas y podridas, como al parecer se ha emprendido en Magaluf. Hay otras dos zonas mallorquinas (Canyamel, en Capdepera; sa Rápita, en Campos; y el antedicho Magaluf en Calvià) que han solicitado ser declaradas de Interés Autonómico, aunque, la verdad, han levantado la alarma de la gente más sensata de Mallorca, al menos los dos primeros.
Atención, porque la Ley General Turística quiere ser aprobada antes del verano. A mirarlo con lupa.