sábado, mayo 21, 2011

Inmigración, un fenómeno explosivo


Llegados a este punto ya podemos afirmar con toda tranquilidad que jamás se había visto en Ibiza un fenómeno inmigratorio como el actual. Y digo actual porque imagino que el proceso no ha terminado.

Mientras Ibiza ofrezca masificación, gente con dinero en los bolsillos y mientras dé ciertas opciones a ganar algo de dinero trabajando durante unos meses, Ibiza se verá asaltada sin contemplaciones por una riada humana incontenible y difícilmente gestionable.

Sobre el turismo no tenemos dudas: cuantos más mejor, aunque se droguen, se peleen, hagan ruido y ofrezcan un alto índice de accidentes. 

Sobre la mano de obra tampoco: el mismo mercado de trabajo con su oferta flexible es quien acaba por regular la situación, no sin crear tensiones ni fricciones.

Más problemática es una bolsa de población que en teoría vino como mano de obra para la Operación Ladrillo y se fue quedando, que fue pidiendo el reagrupamiento familiar y ha creado unas nuevas necesidades y unas exigencias que eran impensables hace diez o quince años. 

Una gran parte de ellos no quieren integrarse, pero sí exigen todos los derechos que ofrece esta costosa sociedad del bienestar. Por primera vez veremos en Ibiza crecer guetos, ojalá me equivoque. Este tema es recurrente y esta situación puede crear problemas y tensiones, si se gestiona mal. En algunos casos lo está haciendo.

El 29.I.2007, Diario de Ibiza nos informaba: «La inmigración representa el 87% del incremento de la población de la última década», incluyendo a los llegados del resto de España y del extranjero. Es decir, más o menos desde 1996 la población de Ibiza se duplica.

El 31 por ciento de los nacidos en las Pitiusas lo fueron de madre extranjera (DI, 2 enero 2007). Uno de cada tres. Porque el índice de natalidad es mayor entre los extranjeros que se han instalado aquí. Por supuesto, los pitiusos ganamos otro año, uno más, el campeonato, un nuevo récord de niños nacidos de madre extranjera en todo Baleres. Así, naturalmente, la tradicional foto del primer recién nacido del año casi siempre ha acaba siendo de familia extranjera. La tierna anécdota ilustra la dinámica de esta nueva sociedad pitiusa.

Remarco que estos datos eran hasta 2006, algunos de los años siguientes fueron incluso más exagerados todavía.
La diferencia entre nacimientos y defunciones supuso un incremento de la población de 4.708 personas en las Pitiusas. Entre 1996 y 2005, el incremento real fue de 34.393 habitantes empadronados.

¿Cómo no va a afectar esta densidad migratoria a la vida de los ibicencos, a las necesidades, al desgaste de recursos?
Bueno, todos conocemos la tendencia de crecimiento, lo que estoy viendo no sin cierta alarma es que no sabemos cuándo se detendrá este fenómeno anómalo que tanto afecta a Ibiza.