miércoles, mayo 13, 2009

Perdemos Alemania


Ya no podemos seguir avisando de que acabaremos con el turismo si no preservamos nuestro paisaje. Porque eso ya ha ocurrido y por mucho que se atiborren las ferias de promoción no se conseguirá más que derrochar el dinero del contribuyente, que a su vez se siente acosado por los altos precios de la cesta de la compra y las carencias de todo tipo.
Es muy lamentable y lo lamentará el Estado que nos ha ordeñado sistemáticamente sin devolver ni la mínima parte para construir las aceras, alumbrado, adecentamiento mínimos necesarios.
Ibiza ahora está en una situación que da pena. Repitámoslo mil veces más. Nos han pasado todos los trenes y no hemos conseguido alcanzar un nivel.
Los alemanes son muy suspicaces en estas cosas.
No son reacios a pagar un precio alto si después el servicio es de calidad, la cerveza es buena y la comida es nutricia y abundante. Pero, ay, como les falles en la calidad, en la seguridad, en la seriedad.
Y sobre esto no voy a repetirme, sólo reafirmarme en nuestra lamentable situación hotelera y en nuestra casi absoluta falta de reflejos. Y cuantos más políticos, más autonomía, mucho peor. Sólo más derroche, amiguetes, viajes y personal de confianza, pero menos resultados.
Que yo recuerde, la única vez en que se quiso emprender una acción con planificación previa y con sentido común fue a partir de 1988.
Ibiza entraba en una extraña crisis, que se exacerbaría en 1989. Cladera propuso una filosofía nada desdeñable: no construir una plaza turística más y no sólo eso, cuando se diera el caso de un hotel ya amortizado y obsoleto, comprar el solar para crear zonas y oxígeno. La palabra que se empleó es esponjamiento.
Pasó el tiempo, veníamos de la monstruosa política desarrollista socialista donde el crecimiento se desbocó, bajo la amenaza de una inminente Ley de Costas.
Cuando ya ganó el PP en 1996, España siguió el mismo modelo. Después Zapatero lo explotaría hasta la extenuación final, que nos ha llevado al hundimiento. Pero en el proceso, Ibiza ha quedado masacrada. No digas quedará en el futuro: ya ha quedado. Y como está Ibiza no atrae a los alemanes (ni a casi nadie).
Si no existieran los amplísimos paisajes abiertos de Croacia, de Eslovenia, de Italia, de Bulgaria, de Turquía, etc., Ibiza tendría opciones. Pero ya no y vendrán cada vez menos.
Estamos perdiendo Alemania. Aquí llegaron a venir casi 600.000 alemanes cada verano. Este verano tendremos suerte si viene una tercera parte. Lo preocupante no es una interrupción súbita, sino la tendencia y ésta nos dice con claridad que el turismo alemán no quiere venir a Ibiza, con crisis o sin crisis.

Diario de Ibiza