lunes, mayo 11, 2009

El impuesto de la orina o el 'vectigal urinae'


Ibiza no deja de sorprenderme: leo con un placer casi místico la quejumbrosa carta de un señor que en la catedral de Ibiza pidió el servicio para hacer pis y le obligaron a pagar un euro.
No sé si me asombra más el tono reivindicativo (¡queremos WC gratis en nuestras catedrales!) de la misiva o la narración episódica de los hechos, con el uso de una frase de Virgilio en La Eneida: «Auri Sacra Fames», o sea, ´dinero, puto dinero´ en traducción libre. Yo uso desde hace años este lema en mi blog, para referenciar este apego compulsivo a los bienes materiales.
Ignoro si es del Imserso este señor en aprietos. De ser así, ya debería saber que a la iglesia se va aseado y con las necesidades cubiertas, y por regla general, los ministros del Señor tienen la tendencia a pedirte un óbolo para el correcto funcionamiento de la Iglesia o para pagar a la señora de la limpieza.
Antes ni eso, la iglesia se limpiaba sola, es decir, cristianas generosas que dedicaban horas al mantenimiento del recinto. Pero yo no sabía que en las iglesias hay servicios, mingitorios ni vestuarios para cambiarse el chándal.
Los cristianos modernos nos llegan de la Península sindicados y le exigen a un obispo en quien no creen que les tenga preparados los lavabos, bien limpitos, para cuando ellos lleguen, triunfales y desmayados, a la gloriosa plaza de la catedral.
Yo no sé lo que dirá nuestro obispo opusdeísta. Las obras de misericordia hablan de dar de beber al sediento, siempre que no pida una gaseosa o champán francés, y dar de comer al hambriento, pero claro siempre que no te exija un entrecot a la pimienta. Sobre el orinar he mirado, pero se le pasó por alto al redactor jefe.
Este turista que le exige urinarios al señor obispo parece mostrar una distorsionado sentido de la revolución espiritual o social: a la iglesia se va a rezar y a dejarse seis euritos para entrar en el museo, muy interesante. El resto está justificado y hace años que lo decimos: hacen falta urinarios públicos, pero yo no pido que sean gratis. Muy al contrario, vigilados, limpios y seguros. Dudo mucho que el obispo de Ibiza quiera pasar a la historia como el castigador de la vejiga de los ancianos, ni como el emperador Nerón que implantó una tasa a la orina, el vectigal urinae, el impuesto de la orina a los artesanos de la piel. Ellos empleaban la orina, que se iba depositando indefectiblemente, gracias a la colaboración de los romanos, en unas bacinillas. El amoníaco de la orina era útil también para quitar las manchas de grasa.
En París tienen implantado el vectigal urinae desde hace décadas. Quizás Ibiza debiera rentabilizar la orina de estos dos millones de turistas, la orina es áurea por conocidas razones y también por ésta. Criaturas del Señor…