miércoles, mayo 20, 2009

Alemania, la crisis va muy en serio


No te fíes de cojera de perro ni de lágrimas de mujer», dice un refrán español de procedencia arcaica, probablemente de los tiempos de dominación musulmana, donde el perro es el peor animal en el escalafón y la mujer ya ni te cuento.
La economía alemana no llora con lágrimas de mujer ni cojea por estrategia canina. Ni los columnistas solemos hablar a humo de pajas. Cansa un poco, o simplemente aburre, esta cantinela de algunos empresarios que tienen más cómodo incordiar al mensajero que leerse la prensa diaria o semanal y enterarse de las cosas.
Porque los datos negativos de Alemania –y de casi todas partes– no acaban de caer del peral. Yo mismo llevo tinta gastada desde la caída del muro en 1989 y lo publiqué en mi Anuario de Ibiza y Formentera (véase 1990, 1991, 1992 y siguientes) por mi pluma o por la de otros. Alemania no cojea con cojera de perro. El precio de la reunificación todavía duele y el renqueante ritmo germano nos afecta mucho a todos, especialmente a España y bastante a Ibiza: no olvidemos que es la Gran Alemania la máquina de vapor que arrastra al resto de los vagones de la economía europea.
Es todo bastante elemental, por mucho que algunos insensatos no crean o prefieren negarse y negarlo: Alemania es un país productor, y por definición tiene que exportar. Pero no exporta, o al menos lo hace en un volumen peligrosamente crítico. Genera mucho menos paro que España, porque es una economía más equilibrada, pero lleva décadas luchando por corregirse y uno de sus mayores problemas son los impuestos. Como en España, pagan demasiados impuestos. Y ahora falta liquidez. Ya faltaba hace diez años, y lo sé por mis editores alemanes.
Los datos que salen ahora, «la mayor crisis desde la II Guerra Mundial», etc. sólo corroboran lo que ya sabíamos: a los problemas internos y específicamente alemanes, hay que añadir una depresión del contexto internacional, una crisis financiera y crediticia.
Nos afecta mucho a Ibiza, pero nos lleva afectando desde hace décadas, y lo remarco una vez más fijándome en la tendencia, no sólo en el último dato (Diario de Ibiza, 2 de mayo). Ya lo expliqué en mi anterior articulito ´Perdemos Alemania´. Como es lógico, los hoteleros y los empresarios profesionales lo saben mucho mejor que yo: Alemania nos está fallando, pero no es una bajadita pasajera, sino estructural.
Cuando Alemania revitalice su capacidad de exportación, nosotros recibiremos más alemanes, y los turolenses y los extremeños volverán a competir con el jamón húngaro y polaco, pero de momento sólo veo una postura prudente: gastar menos, atarse los machos y ponerse con brío a solucionar nuestros propios problemas. ¿El futuro? Quién sabe.

Diario de Ibiza