domingo, septiembre 10, 2017

El verano aflora nuestros defectos

No debe avergonzarnos, sino alertarnos para ponerle remedios. Nuestras islas funcionan pasablemente en invierno y de no ser por los precios infernales, podría decirse que nos recuerda al paraíso de los años 70. Pero durante más de medio año, las instalaciones y las personas nos vemos obligados a funcionar con el motor y el carruaje a tope, lo cual acentúa nuestras mermadas posibilidades. El resultado final no es satisfactorio para nadie, ni para quien opera y trabaja ni para quien goza de los servicios.
¿Hasta cuándo podremos ir subiendo, cosechando récords de visitantes, año tras año? ¿Y qué necesidad tenemos de hacerlo? ¿De verdad nos merece la pena? Hay zonas de Ibiza, ya podridas turísticamente, que demuestran que no. Están agotadas y no dan más de si. Lo vemos en La Marina, Sa Penya, Playa den Bossa, San Antonio Abad, y algunos otros puntos concretos. Una zona se va envileciendo, y acaba por ser un destino canalla difícilmente recuperable, por supuesto, siempre más en algunas fechas y en algunas zonas.Les han preguntado a los comerciantes de La Marina, una belleza histórica y un paisaje humano que era acogedor y muy frecuentado, si de poder elegir pondrían hoy su comercio en dicha zona. Más de la mitad contestan que no. Pero ahora están pillados, no pueden irse porque lo perderían todo. Lo mismo ocurre a todos aquellos que llevados de un pronto romántico adquirieron un piso en la zona. Si pudieran lo venderían encantados, pero nadie ofrece nada. El mercado ha colapsado.
Sin necesidad de alarmar todos sabemos que las Pitiusas en su conjunto están cruzando las últimas líneas rojas. Muchos indicios nos están avisando.
Yo no creo que el mercado se esté regulando, estamos más próximos a la obsolescencia que a la regulación. Ya no es solo ascender veinte hoteles de categoría, sino la necesidad ineludible de reestructurar cosas básicas. Hay que ir al esqueleto y al sistema circulatorio. Y esto será imposible si no se regula y limita el urbanismo de forma drástica.