sábado, mayo 23, 2015

Murcia gay

Mucho cuidado con Murcia. Van en busca del turismo gay para convertir el gran fracaso de urbanismo saturado y campos de golf vacíos en una provincia gayfriendly. Todo empezó cuando tomaron consciencia de la insoportable soledad de los secarrales manchegos, al margen ya de la dinámica comercial tan bien untada durante el boom urbanístico en toda España. El modelo de los campos de golf – Murcia tiene 19– parece que ha tocado techo. Resorts y golf es una combinación atractiva, siempre que haya una afluencia extranjera concreta y considerable. Pero no ha sido así. Ha ido a la baja.
En Ibiza y Formentera nos salvamos al haber optado por una mejora de las instalaciones hoteleras y por la optimización de la oferta lúdica. Si nos comparamos, la amplia oferta de música y discotecas ha copado el mercado y está atrayendo a un tipo de consumidor al que no le importa gastar más durante unos cuantos días.
¿Jugar al golf? Sería maravilloso si se mantuvieran en pie y no estuvieran ciegos durante las 48 horas de sus visitas relámpago. En esto, la oposición que hemos efectuado los conservacionistas y los ecologistas pitiusos ha sido clave. Y a la postre, ha convertido en multimillonarios a los empresarios de la noche, que ya lo eran.
En Murcia y en otras ciudades de España se han dado cuenta de esta fragmentación de la demanda, que se mueve por nichos, por segmentos, por grupos. El otro día estuve en Toledo y me asombré de la cantidad de bodas que lucían sus galas en plena calle, en las plazas, en la judería. Toledo, ciudad romántica, ciudad de las bodas, no es una situación improvisada, sino algo fomentado por las autoridades turísticas.
El intento de ordeñar el turismo gay en Murcia ha levantado quejas entre la comunidad gay. No les gusta que un destino se convierta de la noche a la mañana en un refugio gayfriendly. Están escamados y son sensibles a su utilización por parte de políticos locales, como parece ha sido el caso de Murcia.
Otros sitios han fomentado el turismo de homosexuales: el Madrid de Ruiz-Gallardón, Barcelona, Tel Aviv, Santorini, Benidorm, Skorpios (Grecia), Asturias, México DF, Quebec. Pero ninguno puede competir con la solera de Sitges y ninguno con Ibiza, donde siempre han convivido -es decir, no han coexistido- en comunidad en el abigarrado crisol internacional de la isla. Hasta hace unos diez años en que han ido levantado su barrio en la Peña y parte de Dalt Vila. Es uno de tantos cambios de Ibiza a peor. Aun así, las Pitiusas siguen cultivando esta natural mescolanza donde cada cual se encuentra cómodo en su propia piel y en compañía de otros. Esto sí, deseamos suerte a la Badajoz de los palomos, a los gais de Murcia y a la Murcia gay. En este mundo cabemos todos
DiariodeIbiza