sábado, agosto 02, 2014

Ibiza y los récords demenciales


El fenicio lo sabe de otros años: los meses de julio y agosto suelen ser exageradamente truculentos, como avivados por las energías negativas emitidas durante todo el año.Si una relación, sea sensual, contractual, política, sobrepasa el mes de agosto, pueden estar por seguros que se pasarán las fiestas de Navidad en paz y concordia. La mayor parte de las parejas quedan hechas trizas desde julio hasta septiembre, aunque los protagonistas no lo sepan.
La crisis es un insolente barniz que lo cubre todo en los medios y en los bolsillos. Pero Ibiza brilla, qué digo, brillar es poco, refulge a pleno sol, ajena a estas calamidades en tierra (tráfico, peleas: uno de cada veinte británicos se ve envuelto en una bronca antes de irse, aunque sea de sexo masculino, en general más pacífico); o por aire (en cualquier momento te puede aplastar el cráneo un escocés con los escrotos en modo ventilador que pretende amerizar en una piscina imaginaria) o en el mar, donde no son pocos los incidentes o accidentes que terminan mal.
A finales de julio, España sufre una sacudida en sus viales. Millones de movimientos. Hacienda se forra con los barriles de gasolina vendida. Da igual la crisis: moveremos el cuerpo de sitio, por mucha hambre que se llegue a pasar.
Ibiza es uno de los destinos afortunados. Vendrán menos españoles, pero los que consigan llegar servirán de relleno para este cocido internacional de música disco insoportable y algunos caerán en la bochornosa costumbre que se acuñó en la ruta del bakalao en Valencia: empastillarse como gilipollas
Hogaño la isla ha brillado por otra cosa: un completo catálogo de nuevas drogas. Somos unos auténticos campeones en este infamante vademécum de porquerías.
Ya no es el relajante porro degustado en el relax de la familia. Es farmacopea asesina puesta en circulación por los delincuentes británicos. Me entero de la última, el shabú, una metanfetamina que permite a los pichones holandeses y británicos estar brincando tres días y tres noches, con cargo a la seguridad social de los españoles, que somos quienes nos hemos de hacer cargo de estos seres cavernícolas desatados cuando caen derrengados o entran en coma.
El fenicio quiere premiarse, con su venia.
No me extrañaría que fuera uno de los primeros periodistas españoles que trató el tema de otra droga, el khat, del cual se extrae el principio activo de la ´droga caníbal´. Nada menos. «El khat, la droga africana que hace enloquecer» es el título en mi página Mariano Digital, con fecha 23 de abril de 2010. Sé que interesará a muchos. Lo leí en inglés en prensa inglesa, la planta es bien conocida por los viajeros y los biólogos.
Brilla el verano agotador, exultante Ibiza, recreándose en sus propios récords y el fenicio aprovecha para volver a subir a una higuera desde la que me llega la brisa mediterránea y donde no llega la voz maullante de Lluís Llach ni la música disco.
@MarianoPlanells

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NO beben alcohol, pero están enganchados al khat