martes, marzo 07, 2017

Callejón sin salida

París como destino turístico era imbatible, toda Francia lo era. Siempre suelen ir por delante de España en turistas recibidos. Pero esto ha cambiado desde el atentado a Charly Hebdo y siguientes. París ha perdido 1,6 millones de visitantes en 2016. Ya conocíamos idéntica reacción ante los atentados de Egipto contra turistas occidentales. Los yihadistas lograron su objetivo: paralizar los ingresos por turismo. Y como fue bien esta estrategia en Egipto, la siguieron empleando en Turquía, donde a diferencia de Francia no tienen reparo en usar sus armas de fuego reglamentarias. España, con un récord brutal e insólito de turistas extranjeros, recoge los frutos de esta situación caliente. El gozo de unos está basado en las lágrimas de otros. ¿Quién viaja ahora a estos destinos hollados o mutilados por la violencia? Pero no necesitamos terrorismo en Ibiza. Nosotros mismos nos disparamos en el pie al soportar unos precios irracionales por lo altos y estacionarios. Si no se puede acceder a un espacio habitacional ¿quién conducirá los autobuses, los taxis o quién trabajará en la oferta complementaria? ¿Dónde colocamos a policías, funcionarios y especialistas?
No es que se vayan los jubilados alemanes, británicos o franceses, que de hecho lo vienen haciendo: se van muchos ibicencos jóvenes que no pueden emanciparse. En invierno son legión quienes se refugian en la India, Tailandia, Marruecos o Vietnam, o más cerca en ciudades de la Península.
¿Quién en su sano juicio prescindiría de tal fuerza humana y de su juventud? Las Pitiusas lo vienen haciendo y de una manera que ya sobrecoge. Un fenómeno demográfico que alguien estudiará con pelos y señales y que empobrece a la sociedad ibicenca, ahora ya presa en si misma en un callejón sin salida.