miércoles, septiembre 02, 2015

Ibiza perdió el aura y perderá el estilo


En 2005, en plena masacre para construir las autopistas, dejé algo escrito que después fue muy reproducido por otras voces: «Ibiza ha perdido el aura». Es algo más que una percha literaria para poetas sin inspiración: es una maldición fenicia, que recoge la decadencia de las Pitiusas desde esa fecha. Una decadencia, paradójicamente, amortiguada por una extraordinaria floración de turistas de masas, que no de mesas. Como la última gran floración de la pita o agave americana, estas alarmantes cifras de ocupación inyectada por la crisis sangrienta de los países ribereños mediterráneos han acabado por reventar las entrañas de la isla. Y como el alarido final de la fiera o el canto del cisne que sabe próximo su final, el verano de 2015 ha sabido reunir y exaltar los actos festivos en una batería ruidosa de fuegos ora fatuos, ora artificiales. Danzad, danzad malditos, la venganza de Baal será cobrada en un silencio sepulcral bajo las luces evanescentes de la luna llena. Nadie puede fotografiar la luz de la luna de Ibiza.
Dicho en plata: veo que todo el mundo llega fastidiado al final del mes de agosto, lanzando reniegos y maldiciones a tanto borrego drogado.
Bueno, pues aquí pido unas palabras de agradecimiento para sitios como Lloret, Salou, Castelldefels, Alicante, Magaluf ; o como Mikonos y Kavos (en Grecia). Ellos nos han aligerado el peso de la morterada de clubbers y hooligans, que se han ido repartiendo la materia prima que usan la cerveza como levadura que les enciende las vacaciones.
La compañera Laura Ferrer ya describió con mucho humor los intentos de Mikonos por levantarnos los turistas a Ibiza. Ojalá. Me encantó su artículo, pero se olvidó de puntualizar que la isla griega lleva décadas compartiendo clientes... gays. A medida que Ibiza ha ido perdiendo el aura, Mikonos ha recuperado a los soldados del arco iris. Ahora Ibiza los ha convertido en carne de gueto y parada, como en Madrid y otros sitios, cuando lo maravilloso de la isla era que todo era campo y sin puertas ni alambradas.
El melting pot de Ibiza era singular y muy apreciado por los gays, que se sentían en la calidez del hogar, sobre todo bajo los calores de agosto. Ahora hacen de payasos en paradas gays y otras frivolidades indignas de la categoría de Ibiza.
Kavos es un caso aparte, donde se cultiva el desfase y el desbordamiento por el alcohol. La playa d´en Bossa, San Antonio pero con menos hormigón y mesas de plástico y creo que algo más barato. Kavos está en Corfú, otra isla que lleva años intentando emular a Ibiza; algunos turoperadores han tenido la insolencia de bautizarla como ´la segunda Ibiza´. Bueno, es una manera de reconocer nuestra primacía y casi nuestra primogenitura. Pero algunos griegos están hartos y han abierto una página en Facebook donde publican a los british tirados sobre las aceras, durmiendo la merluza. Estos, lejos de avergonzarse, han contraatacado y mandan sus propias fotos para ver quien la pilló más gorda. De manera que en este terreno no tienen vergüenza. Gracias, griegos, por compartirlos y quitarnos un poco de peso de encima.