miércoles, enero 29, 2014

Ibiza lanza un desesperado grito desnudo

La última semana me ha llenado de alegría, porque ha demostrado la capacidad de captación y el magnetismo de la isla también en las redes sociales. El fenómeno Ibiza, aun recurriendo al efectista recurso del desnudo, sigue gozando de buena salud. El desnudo no integral (nude en inglés, frente al naked) siempre funciona, lo cual ha irritado a algunos que pretenden desvincular el nombre de Ibiza a este sentido sensual, epicúreo de la vida. Pero es inútil resistirse, el truco lo utilizan equipos de fútbol femeninos, madres de niños de primaria, bomberos y otros colectivos. Siempre sorprende. En el caso de Ibiza, la campaña contra las prospecciones petrolíferas ha sido un éxito, con 17.000 alegaciones ya firmadas y se espera llegar a las 25.000, lo cual son cifras altísimas en una isla de 150.000 habitantes.
Da igual que muchas sean de gente de fuera, de todo el planeta, de los estudiantes ibicencos en Madrid, Lugo, Córdoba, Valencia o Barcelona. Han dado su nombre para que el gobierno de España retire las licencias de exploración y explotación a Cairn Energy o a cualquier otro concesionario. ¿Petróleo? No en mi nombre. Recuerdo que desde 1972 o antes, el tema ha salido varias veces en las páginas del Diario. Por lo tanto, hace al menos cuatro décadas que están hurgando en el lecho marino pitiuso en pleno mar de Ibiza. No debe extrañarnos: si trazáramos una circunferencia dejando el Archipiélago en el centro, veríamos que existen pozos y trabajos alrededor, desde Italia, hasta Tarragona y abajo en Marruecos y Argelia en varios puntos. Por ello, deduzco que el gobierno habrá pensado que, de todas formas, en caso de accidente grave, las Pitiusas recibirían el impacto ecológico negativo igualmente.
Y querrán aprovechar los ingresos por turismo y por petróleo, aunque son incompatibles. No quiera Dios que la avaricia rompa y derrame los sacos de petróleo sobre las islas. Es decir, estamos rodeados de barbarie, de obras, de explotaciones, a lo que hay que sumar un tránsito vertiginoso de petroleros y cargueros en pésimas condiciones de seguridad. El Mediterráneo es el mar más surcado del planeta y el más peligroso. Y en la parte occidental en el centro, está la islita de Ibiza, lanzando un mensaje de socorro dentro de una botella que el gobierno ni siquiera abrirá.
Solo sabiendo esto se explica la parsimonia y el desinterés de Menorca, Mallorca y Valencia a la hora de recoger alegaciones para presentarlas al ministro de Industria. Ibiza ha explotado con toda su insolente juventud desinhibida, con una sensibilidad ecologista muy afilada, porque ve cada día los destrozos causados sobre la isla, incluso en aguas costeras. Hay una nueva generación de ibicencos, una gran aportación de apellidos extranjeros y peninsulares que usan Internet con eficacia. Están indignados, frustrados porque ven un desfile estacional de música, belleza y ostentación que ellos apenas pueden catar, porque de hecho están excluidos al sufrir tasas de paro, abandono escolar y crisis como en ningún lugar de España. Me ha gustado mucho esta rebelión desnuda. Ignoro el resultado, pero el evento ha sido muy estimulante. Y sigue.