sábado, junio 29, 2013

Optimismo sobre la tempestad


Dos grandes fuerzas cósmicas confluyen en la Ibiza veraniega del 2013. La del pesimismo, que es la del realista bien informado y la del optimismo, que es la del desesperado que necesita elevar sus ojos al cielo para absorber fuerzas para seguir tirando.
Son dos corrientes de enorme poder, de gran potencia, como estos temporales de Levante que nos desconfiguran las costas apacibles, cavila el fenicio. Se rasca la cabeza.
Por una parte, ocurren cosas en la despensa. Son sucesos casi de ultratumba, de tan subterráneos. Nuestro tejido jurídico, económico, empresarial está sufriendo una transformación radical. Radical, revolucionaria.
Podríamos hacer una relación: Está evaporándose el Derecho Foral ibicenco, que nace en las profundidades fértiles del derecho romano y se consolida con la incorporación cristiana, tras la reconquista de 1235. Los mallorquines lo engloban en el Derecho Foral de Mallorca, que es otra cosa, es otra historia.

Cambiar el derecho positivo vigente en una sociedad es tan radical como una conquista histórica por las armas. Pues bien, los mallorquines lo están haciendo. Con un par.
No es solo el derecho, también es la banca. Tras la crisis del 2007, el panorama bancario se retuerce hasta hacerse irreconocible. No es que Sa Nostra cerrara las salas de exposiciones, es que la misma caja está siendo engullida por la Caja de Murcia, por ejemplo. Y sobre la catalana, La Caixa, mejor ni hablar. De modo que sobre la revolución tecnológica revolotea la revolución de las fusiones, absorciones y desapariciones.
¿Y por qué no hablar de las grandes indemnizaciones a las que tendremos que hacer frente todos los ciudadanos por culpa de políticos descerebrados , cuando no otra cosa mucho peor? Santa Eulalia tampoco se librará, Cretu se hará el dueño de San Antonio y el Ayuntamiento de Ibiza pasará a manos de Segalés, una empresa catalana (creo que es de Osona), en caso de que tengamos que indemnizarles por le retraso de la apertura de la estación Cetis de autobuses.
Y sin embargo, el turismo llueve sobre las Pitiusas: es la segunda corriente, la del optimismo. Por supuesto, no me creo las cifras que da la prensa, pero parece innegable un aumento de más del 6% en el hospedaje de junio. El aeropuerto sube un 10%. Y los cuatro paletos nuevos ricos insulares nos pretenden cegar los ojos con el fetichismo del turismo de millonarios.
Bueno, hombre, bueno. El turismo millonario sería el que empezara en mayo y terminara en noviembre, por ejemplo. Por lo demás ¿no saben ustedes ganar millones sin torturar al resto de los ibicencos, aunque para ello haya que ir cumpliendo alguna ley?