sábado, octubre 03, 2015

Antes de que llegue el tranvía a Ibiza


Veo que nuestra compañera Rita Vallès también se refugia en un registro humorístico para explicar nuestra demencial realidad política y social, en su artículo ´Un día en el Consell de los hijos de (Groucho) Marx´, donde da cuenta de la disparatada conducta de algunos de estos nuevos políticos empotrados en el Consell, cobrando sueldazos astronómicos, mientras falta gente de base como los técnicos y los inspectores que han de ejecutar las directrices acordadas.
Esto está decidido así, pero hay demasiados jefes y pocos trabajadores. Mal decidido. Quien ha organizado esta diabólica e ineficaz estructura de trabajo parece haberse regido por el principio de la codicia de unos cuantos y el caos sufrido por la mayoría.
La respuesta más frecuente en 2015 ha sido: no tenemos suficientes inspectores, no tenemos bastantes celadores, no tenemos bastantes... y aquí ponga lo que quiera. Pero como les decía ayer, los cargos de confianza (?), los ediles y los consejeros se nos llevan cada año 5 millones de euros. Pasados. ¿Para qué queremos tantos jefes si después no hay bastantes indios para repartir las cartas, inspeccionar las cosas o cobrar las facturas?
Esto sin contar que todos los ayuntamientos y consejos autonómicos (o como se llamen en cada autonomía) han copiado aproximadamente el mismo organigrama que el Gobierno de España sito en Madrid. Cuando no tienen nada o casi nada en común. Así no extraña que cualquier mínimo ayuntamiento se dedique a declarar la independencia o a las relaciones diplomáticas con la India, por decir un disparate. Estos pequeños antros de poder caciquil se han transformado en agencias de colocación de los ganadores o de los perdedores en el caso de los pactos de perdedores, como en Ibiza y Baleares.
Una situación insostenible que nos lleva a consumar una torpeza tras otra. En el caso de Ibiza, además, están desprovistos de timidez, así que asistimos al desfile casi Adlib de Vicent Torres, que cada mañana estrena una camisa nueva ante una nube de fotógrafos. Periodismo de despacho para política de gestos, de ´postureo´, se dice ahora. ¿No quedaría mejor política de pastoreo?
Prensa de despacho para políticos vanidosos de despacho.
Queremos hechos. Ya.
Tiempo tendremos de comentar esta manía de desplegar planos (¿que consultan al revés?) ante la prensa para sacarse la foto, estériles reuniones de oficina, o en los peldaños del hipódromo, mostrando un rostro de profunda preocupación.
Cómo sufren estos socialistas/podemitas de despacho cuando han de salir al sol. Mientras Vicent Torres se solaza posando para las cámaras, o entrenándose para cuando inaugure el tranvía que prometió, los chicos podemitas, quizás para seguir la costumbre de los okupas, le están invadiendo el Consell. No se fíe un pelo.