miércoles, septiembre 04, 2013

Ya hace 40 años de casi todo

Punta Arabí se lanzó en plena efervescencia hippy (Foto Ibiza Experience)
Casi con alarma, uno ya se va dando cuenta de que hace 40 años de casi todo. Una amiga me recuerda que Punta Arabí, el primer mercadillo de campaña y de campiña, cumple 40 años, si es cierto que se inauguró en 1973.
En 1972, una docena de hippies de verdad, genuinos, ya vendían bajo los arcos en la entrada de nuestras murallas. Pero es que en cualquier rincón de la isla se podía uno encontrar con un hippy de pelo revolucionado que extendía súbitamente la sábana (o sari, o mantel) y exponía la mercancía más inesperada.
El no siempre agradable perfume de pachuli comienza a invadir las Pitiusas en esos años, quizás en 1970. También el sándalo, siempre más variado, menos penetrante.
Este fue uno de los primeros temas que saqué como reportero en el Diario de Mallorca, porque en el de Ibiza ya salían cosas continuamente. Y en Tele/EXprés, en Destino... los hippies interesaban.
Siempre pensé que la idea del mercadillo hippy de Punta Arabí era brillante, pero jamás había conocido al artífice. Fue cenando un grupo de amigos en París donde le conocí y tenía las ideas muy claras.
¿Por qué no comercializas algún tipo de perfume de la Ibiza hippy?, le provoqué. Pero él me miró sonriendo: «No entiendo de estas cosas sofisticadas, yo sólo entiendo de vender salchichas», me dijo con modestia y discreción.
Realmente sabe de muchas más cosas, pero ha estado siempre en un segundo plano. Aquella urbanización se ha hecho famosa en el mundo entero, saldrá en miles de películas y de fotos y todo gracias a la idea inicial de convocar a los hippies y artesanos que tuvieran algo para comercializar. Al principio, una de las más fijas, se hizo famosa la payesa de Formentera que vendía los jerséis de lana de oveja de la isla.
Durante 1974 y 1975, el movimiento hippy sufre un golpe definitivo. En España fallece Franco y todo presenta otra dinámica. Estados Unidos había firmado la paz con Vietnam y presumiblemente los prófugos encontraran distintas vías al indulto por su deserción. Las capitales como París, Londres, Roma también emprendieron un nuevo camino, lejos de la contestación y de las fiebres múltiples de 1965 en adelante. Durante aquellos dos años, las Pitiusas se vaciaron de hippies y muchos de ellos vendieron hasta los anillos y pendientes para pagarse el viaje de vuelta.
Sin embargo Punta Arabí siguió subiendo como la espuma. Los mercadillos iban arraigando en todas partes, con la ayuda constante de Las Dalias, que fue y es uno de los últimos refugios de los post-hippies y bohemios. Hoy gozan de buena salud; Las Dalias incluso ha exportado a Madrid su idea de mercadillo ocasional y con mucho éxito. Y parece que fue ayer.