Ahora existe en España una mentalidad peligrosa, fruto sin duda del profundo adoctrinamiento de casi 22 años de gobiernos socialistas. Y esto se paga. Ahora lo pagaremos, porque no es normal ni justo que los partidos políticos, los sindicatos, asociaciones empresariales y colectivos de actores y otros artistas, etc. estén más pendientes de la ubre que les subvenciona que de la creación y del trabajo propio de su oficio.
A ponerse el dedo en la ceja (o ponérselo donde sea en el caso del PP) le llaman comprometerse. El artista –dicen– ha de estar comprometido, es decir, metido en el ajo para ir chupando del bote, con unas ventajas que nunca obtendrá aquel que vaya por libre o de manera independiente. El único compromiso que yo entiendo en el artista sensato es con su trabajo y con la sociedad, pero nunca con el poder. Y mejor si está siempre contra el poder.
No hacerlo así sólo ayudará a crear una sociedad más corrompida o al menos más acomodada en la molicie.
Lo cierto es que la señora Merkel no dijo nada nuevo ni original: todos aquellos especialistas y economistas que lo han estudiado explican que las crisis sistémicas suelen tener una cadencia especial, con una duración de unos diez años. En España tenemos un economista que lo ha estudiado. Al principio no fue tomado en serio, quizás por su aspecto personal y porque se atribuye conocimientos de astrología. Pero también es catedrático de Economía de la universidad. Se llama Santiago Niño Becerra y su libro 'El crash de 2010' acertó casi de pleno, incluso en el ritmo y en las fechas.
Él dice desde hace varios años que no habrá recuperación antes del 2017, más o menos, pero ahora ya explica que la crisis durará diez años. Si contamos a partir de hoy, nuestra salida del túnel se iniciaría a partir del 2022. Jamás regresará la fase de crédito tal como la conocemos, añade. Podemos olvidarnos para siempre de las tasas de crecimiento registradas hasta 2007.
¿Y esto cómo ocurrirá? Según Niño Becerra, cuyos videos puedes degustar en mi blog Mariano Digital, primero entraremos en una fuerte recesión en la que todavía no estamos. Luego vendrá una etapa larga de estabilización para, al final, ir saliendo de una manera muy suave del fondo del hoyo: estaremos en el año 2022.
No es solo Angela Merkel, que tiene los mejores asesores del mundo, ni un catedrático español los únicos que hacen estos cálculos. En mi opinión, estas fechas podrían acortarse, pero esto dependerá de las políticas (o política común de la UE) aplicadas. Pero ya se sabe que enterrar sumas astronómicas en obras públicas sólo agrava la situación y además no hay dinero.
Santiago Niño Becerra explica que no podemos usar el modelo de la Gran Depresión, sino que se impondrá un modelo de eficiencia y de productividad. Esto acarreará implícitamente una masa ingente de parados irrecuperables.
Si la Unión Europea tiene previsto multar a aquellos países miembros que superen un 10% de desempleo, España puede ir preparándose, porque el paro estructural de España lo estima entre un 12 y 16% este economista español.
Es decir, la cuestión no está ya en trabajar mucho, sino en lograr especializarse para conseguir un mayor valor añadido y una mayor eficiencia. Trabajar bien en la dirección correcta. ¿Lo mejor? Ponerse a estudiar y a reciclarse. Y esto en Ibiza es especialmente necesario.