miércoles, noviembre 26, 2008

La resaca

Lo peor de las resacas, y alguna he tenido, no es que te quede el cuerpo magullado y con escasas luces para la acción, sino que suele coincidir con el mismo día que la señora levanta la casa para fregar a fondo, un camión de la basura se estaciona bajo tu ventana y todo el mundo chilla.
Ibiza está ahora de resaca, una resaca de campeonato.
Una resaca enorme en el sector de la construcción que se había mantenido en la bebida principal de la gran borrachera. Ayuntamientos, arquitectos, transportistas, fabricantes, albañiles, montadores, y otras cientos de profesiones vivían a lo grande del sector, tan boyante y tan peligrosamente ciego a la realidad, al menos desde 1996.
Incluso los políticos, los ediles, nadie ha sabido ni ha querido buscar soluciones imaginativas de financiación. Ni de promoción turística (a excepción de aquel osado que pretendió hacer mear hierbas al Meineken Piss de Bruselas). Siempre ha sido más fácil ir cobrando todo lo posible al sector de la construcción. Con ello han creado un problema que ya no tiene solución: el precio de los pisos es un abuso.
Pero también han estallado en la misma burbuja estos propietarios que han cobrado de más, diez veces de más por el metro cuadrado expropiado. No sé cuántos habrá, pero ya es casualidad que el adalid de todo ellos sea siempre el mismo, el campeón de los destrozos de la isla. En fin… como decíamos en el recreo, “amolla es mos”.
Y no entro en más consideraciones en un tema en el que otros cientos de ibicencos han sufrido mucho y otra decena se prepara mentalmente para un calvario. Sólo desearos fortaleza de ánimo, habilidad y dureza para que os compensen con creces por el desahucio.
Está toda Ibiza de resaca. Desde que en 2005 se anunció el monstruoso engendro de las autovías que, por cierto, tendremos que pagar durante lustros a un precio astronómico, las páginas del Diario de Ibiza cronicaban casi cada día un desmán o una bestialidad de las máquinas excavadoras.
Yo mismo en mis articulitos les iba advirtiendo que la destrucción a sabiendas del patrimonio arqueológico es un delito grave. Arrasaron yacimientos, sacaron a gente de sus casas, diseñaron trayectos estrambóticos para beneficiar al mismo de siempre, y cortaron la línea de sedimentas y de circulación de aguas en San Jorge, y eso se calla, eso es gravísimo, tanto que dudo que incluso tenga solución volviendo a rellenar
la trinchera abierta.
Pero nadie del Partido Popular atendía: la prepotencia y la codicia han roto Ibiza en dos mitades. Ignoro si la avaricia rompe el saco pero a más de uno le ha abierto brecha. Y atentos, me temo que la resaca no ha terminado. Ibiza no debiera dejar pasar la oportunidad del desmantelamiento y de la crisis para emprender mejoras de envergadura.