domingo, febrero 04, 2018

Túnez en defensa de nuestros hoteleros


La historia no sigue un curso lineal y la solución a los problemas de los países ribereños está muy lejos de alcanzarse. Túnez ha entrado en una dinámica de convulsiones que es comprensible si entendemos que ha perdido la aportación imprescindible del turismo. Siete años después de la sangrienta ‘Revolución de los Jazmines’ es todavía muy escaso.
Es importante saberlo porque estas revueltas no sólo tienen consecuencias negativas para algunos gobernantes, sino que nos afectarán a Ibiza y Formentera de una forma o de otra. De momento, estos tunecinos están hinchando los bolsillos de los hoteleros y discotecas de Ibiza, porque dudo que el turismo masivo regrese a las hermosas playas africanas. A pesar de unos precios tirados en modernos hoteles de excelente factura y confort. Cinco estrellas con todo incluido por 36 euros la noche, seis mil pesetas. No sólo en Túnez, también Egipto y Turquía están reventando los precios, y bastante menos Grecia y sus islas.
España ha sabido posicionarse y aprovechar esta riada de extranjeros, muchos de los cuales han sido captados para próximas temporadas. Europa está descubriendo una España rotundamente distinta a los tópicos manidos y manejados. Diferente, diversa, deliciosa y con un bagaje histórico imponente. También Ibiza, pero la isla de Bes ni siquiera tiene necesidad de promocionarse en este aspecto. Le basta el reclamo del sexo, sol, drogas, discotecas y playas. Unos cinco millones en apenas seis meses encerrados en 572 kilómetros cuadrados.
Mientras, en Túnez se están hundiendo en un pozo de miseria y violencia. Incluso nos van a regalar (un regalo envenenado) muchas de las escalas de los cruceros, que significaban sustanciosas remesas de dinero para su país. Ahora, las medidas de austeridad han enfurecido a las masas, víctimas propiciatorias de la ineficiencia gubernamental, incapaz de superar las deficiencias estructurales de empleo y pobreza. Frustración, pobreza y desesperación son malos amigos para el turismo. La gente más organizada que nunca, no cree en más promesas y han salido a las calles, con miles de detenidos y varios muertos.