sábado, octubre 21, 2017

Veneno de por vida

El Catalanismo no tiene por meta enseñar el catalán, sino imponer una ideología y a medio plazo conseguir la independencia de Cataluña, falsificando la historia y la realidad

El catalanismo es como todo nacionalismo una especie de religión y por tanto en permanente peligro de alcanzar altas cotas de ebullición, es decir de fanatismo. Huelga avisar que siempre que se pueda hay que huir de los fanatismos. Para más incordio suelen entregarse a la retórica vacía, crean compendios de lemas y frases memorizables que usan constantemente, venga o no venga cuento.
Una vez incrustadas estas arengas es complicado desactivarlas. Con lo que han costado de aprender estos ‘hallazgos’ en clave de paranoia no los vamos a borrar de buenas a primeras aunque racionalmente veamos que llevamos las de perder o que no tenemos razón. Viven la causa como una empresa bélica y les da lo mismo el tipo de armas, si es verdad o es mentira, lo importante es el resultado. Lo importante es desembarazarse de la odiada España, la gran opresora que nos ha pagado las mejores infraestructuras de Europa, los mejores Juegos Olímpicos de la historia (1992, cuando salían los hijos bajitos de Jordi Pujol con las pancartas de Catalonia is not Spain).
No conozco en el mundo un Estado que haya concebido 17 comunidades con un grado de autonomía tan generoso. Y con tal proporción de dinero para la autonomía. Pues bien, desde la cuna les inculcan a sus niños y los niños del resto de españoles afincados en Cataluña que España es su enemigo, que les dominó por la fuerza de las armas y que les roba el dinero que ganan. En realidad todo esto es una brutal falsificación de la historia, pero actúa en el espíritu infantil como un veneno de por vida. De momento solo se han cargado Cataluña. Pero sigue huyendo gente y empresas.