domingo, octubre 15, 2017

La gran estampida


La gran estampida de empresas catalanas que se están poniendo a salvo de la locura generada por sus propios dirigentes. En menos de quince días han salido a toda prisa unas 600. De las grandes apenas quedará ninguna y entre las pequeñas y medianas solo las que no tengan otra salida, como no sea cerrar puertas. Porque muchas vivían gracias al mercado español, que ya les está cancelando pedidos. O gracias al mercado europeo, que perderían en caso de independencia declarada.
El empresariado catalán no tiene la culpa, como no sea la permisividad y el haber callado durante esos cuarenta años, pensando ingenuamente que la fiesta no iba con ellos. La fiesta la pagaban ellos, la siguen pagando, conjuntamente con todos los contribuyentes del resto de España.
Fue salir CaixaBank, el emblemático núcleo de poder con la estrellita mironiana, y acto seguido se lanzaron desesperadamente todos los demás. La caja tiene buena información, maneja demasiado dinero ajeno a Cataluña y conoce las consecuencias en caso de quedar en un limbo jurídico y fuera de la UE o del Banco Central Europeo.
Por cierto, en principio tenían decidido plantar su sede en Palma de Mallorca, pero cuando se informaron minuciosamente de la desastrosa actuación del Pacto de la separatista Francina Armengol (Més, PSIB-PSOE, Podemos), casi un clónico del Govern de Cataluña, decidieron quedarse en Valencia. Y esto que la capital del Turia también navega en las aguas sucias y procelosas del catalanismo.
Un gran conglomerado bancario como CaixaBank puede permitírselo, pero no así los desgraciados alumnos que han de sufrir la ilegal inmersión en un idioma barcelonés enseñado por valencianos. Al principio, los catalanistas pedían bilingüismo para poder entrar en los colegios, pero cuando lo obtuvieron, echaron al español a la cuneta y ahora solo estudian en dizque catalán como lengua vehicular. Todo lo español apesta a los nacionalistas.
Los padres de alumnos no están organizados y deberían emprender una cruzada para defender los derechos y el futuro de sus hijos para que puedan estudiar en español como lengua vehicular. Acción.