domingo, enero 13, 2019

Adiós a Nicola Lanzenberg, artista y cineasta

Una artista multidisciplinar que se labró un destino apasionante en Ibiza y triunfó en Estados Unidos



A la edad de 81 años falleció la artista y cineasta Nicola Lanzenberg. Atrás deja dos hijos (ambos se dedican al cine, Cristophe y David), una inmensa obra plástica, una docena de documentales y películas y una inmensa ristra de amigos en todo el planeta.

Hasta el verano de 2017 estuvo en su apartamento del Hotel Chelsea. Después, Cristophe y David la trasladaron a Los Ángeles, donde la han cuidado hasta el desenlace.
Fue alma y musa en la Ibiza de finales de los 60 y durante todos los años 70, donde incluso su marido Fred Lanzenberg abrió su galería en Dalt Vila, donde expuso a los elefantes de las Pitiusas y a nombres como Joan Miró y a Erro, el artista islandés pop residenciado en Formentera. Sobre la galería, su ático, donde se reunía lo más dispar y alocado de la Eivissa más disparatada. Pero conoció la isla en 1960, más o menos cuando legaron Elmyr, Legros y Lessard, Clifford Irving y otros elefantes de grueso calibre. Así que conoció la isla de los 60, la más puramente salvaje en todos los sentidos.
Una parte de la historia de los años 60 y 70 y el Chelsea Hotel
Compartió Formentera e Ibiza con París, donde degustó la magia exquisita de la formación Magic Circus y participó en la Bienal de 1965. El grupo La Mama la invitó a Nueva York, que al abandonar Ibiza sería su caldero de producción, su estudio y su casa, nada menos que en el mítico Chelsea Hotel, en la habitación 929, donde siempre había conversación y mesa preparada. Por ella pude conocer este hotel donde no ha habido famoso que no recalara, desde Janis Joplin, Bob Dylan, Andy Warhol, Leonard Cohen y cientos de nombres famosos. Los curiosos pueden poner el nombre Hotel Chelsea en Internet y se encontrarán con la moderna historia de Nueva York, incluidas algunas escenas truculentas y terribles. En aquel antro forrado con pinturas de procedencia irreconocible pasé varios días acompañado de la contagiosa vitalidad de esta elefante y siempre con gente distinta y acogedora, mientras sus hijos Cristophe y David ya estaban triunfando en el cine en Los Angeles, donde hoy gozan de un sólido prestigio.

Diseño de joyas, muebles y penetrables
¿Cuándo y cómo trabajaba? Tenía un estudio donde varios ayudantes la asistían. Ella adoptó este sistema tan americano que magnificó Warhol y después Jeff Koons, al usar a colaboradores que realizaban el trabajo físico. Tanto en el diseño de joyas, de muebles, de utensilios imposibles o de sus películas. La pintura de caballete quedó enterrada para siempre en Eivissa, cuando incineró todos sus cuadros.
Ahora veo que muchos de estos objetos extraños, muebles antropomórficos, sofás en forma de pie o de mano, ojos protectores como lámparas están en permanente subasta y alcanzan precios considerables.
Ha expuesto sin cesar y ya en los últimos diez años su nombre ha sido reconocido como uno de los punteros del escenario neoyorquino y es una indiscutible en el arte pop.

Con el activista social Abbie Hoffman
Y jamás se tomó un respiro. El penúltimo contacto que tuve con ella fue una invitación para ir a rodar a Cuba, donde yo había estado un año antes. Decliné educadamente su requerimiento. Cuba no me inspira, es más, me da muchísima pena. Una década antes, Nicola había rodado un documental entrevista con Abbie Hoffamn, un líder izquierdista que superó la movida hippy pasándole por encima y de hecho ese activista social fue el fundador de los Yippies, el Youth International Party.
Formentera era uno de sus refugios
Nuestra protagonista siempre fue rebelde, sin miedo a enfrentarse a los problemas, con una visión poco conformista. Ahora veo que la prensa norteamericana la llama feminista de la segunda ola. No recuerdo que jamás pronunciara esta palabra, pero no le hacía falta, porque demostraba con hechos su espíritu libre con unas ansias interminables de creación, de diversión y de viajar.
Pero la última vez que coincidimos fue en Formentera. Ella misma lo decía: no puedo estar mucho tiempo sin ver el Mediterráneo. Vino con sus dos nietos y compartimos algunas tertulias con Isabel Echarri, Diego Etcheverry, así como otros asiduos residentes en la isla.

Nicola en la isla de las cabezas cortadas
Yo empezaba en el periodismo (1972) y ella me introdujo en aquel ambiente lleno de vida y de sorpresas. Era una inventora nata, tenía una facilidad pasmosa para encontrar el matiz surrealista, el contraste vital, siempre dotada de una risa contagiosa. No era una intelectual, sino que se vertía hacia afuera, vivía en la plaza, en las calles, en las playas, en las fiestas y sorprendentemente siempre encontraba al colaborador preciso para llevar a cabo sus ideas.
Estaba intrigada por la diosa Tanit y por el hecho de que las estatuas de la muralla de Ibizano tuvieran cabeza. Yo le expliqué que los romanos usaban siempre la misma estatua y cuando había un cambio de gobernador, solo tenían que arrancarle la cabeza y sustituirla por la nueva. Buena la hice: desde entonces se centró en crear situaciones de gente sin cabeza. Y como tenía la formación del circo, los happenings y los events, que a menudo se improvisaban, pronto filmó en la explanada del Castillo un banquete de cabezas servidas en bandeja. El sistema fue ingenioso: en una larga mesa, con agujeros del tamaño de una cabeza humana, colocó a sus actores (o artores, podríamos decir) de quienes solo sobresalía la cabeza. Visto desde arriba era una escena espeluznante.
El documental debe andar por ahí. Quizás guarde una copia el argentino Mario Levin, que en aquel entonces la acompañaba en todas las tareas.

Entran en juego Lola Gaos y Terry Thomas
Nicola era muy buena en otra faceta, además de su poder aglutinador para reunir a la gente: sabía encontrar financiación con cierta facilidad. Así fue como nació una película que se comercializó –con un éxito discreto– en España: 'La isla de las cabezas cortadas', que no hay que confundir otra posterior dirigida por Renny Harlin. La tituló 'The heads are still in he island' (las cabezas aún están en la isla).
Tras casi un año de preparación, Nicola rodó toda en Ibiza la película, para lo que contó con la ayuda de Terry Thomas y de la valenciana Lola Gaos. Quizás las jornadas extenuantes de rodaje consiguieron despejarle la obsesión por las cabezas cortadas y acto seguido se abrió a otras fronteras y se acabó residenciando en Nueva York.
Desesperada, pegó fuego a todas sus pinturas
Durante varias sesiones la entrevisté para mi libro 'Eivissa, la senda de los elefantes' (volumen II), página 169 y siguientes. El lector puede ir descubriendo una vida azarosa y apasionante que empezó en un pueblito de Marruecos en 1937. Descubrirá el paso de su huellas en el contexto de la época pop y el conocimiento de numerosos amigos que la influyeron. Por ejemplo, el argentino Alberto Greco, famoso en la Ibiza de los 60 y que acabó suicidándose en Barcelona. Fue Greco quien le mostró el camino como artista: debía dejar la pintura abstracta y adentrarse en nuevos caminos. Así fue como Nicola amontonó sus cientos de pinturas abstractas sin vender y en la chimenea del estudio empezó a alimentar una pira purificadora. Dejó la pintura y comenzó una etapa que acabaría dándoles muchos éxitos.
«Nicola, el arte es un pene-trable» es el título de mi entrevista en el libro. Ello obedece a un motivo artístico jocoso. En la entrada de su casa en Dalt Vila tenía ubicado en la entrada un enorme tronco de árbol moldeado en forma de falo, al modo griego clásico. Y esta era la pauta: el diseño y confección de objetos artísticos funcionales, como un enorme pie que era un sofá o un mueble con cajones en forma de mujer, la 'Femme Commode'.
La vida en el ágora

Es normal que Nicola desechara la pintura de caballete y fue muy inteligente al centrarse en sus diseños mobiliarios y sus objetos singulares. Porque ella vivía –ya lo hemos dicho– hacia afuera, al modo del foro romano o del ágora griega. Y era muy hábil para provocar o incentivar a sus colaboradores. El happening era su forma natural y muy lograda, para lo cual se ayudaba de sus lonas rojas o azules en forma de una piel colectiva, bajo la cual se colocaban los artores y evolucionan al ritmo de la música improvisada: podía ocurrir frente al Montesol, en Vara de Rey o la playa de ses Salines o en algún baluarte de las murallas imponentes.
Happening es una palabra inglesa (acontecimiento, suceso), por esto se consideraba una procacidad preguntar por el happening. ¿Qué ocurre? Tú ocurres. El happening es todo aquello que vayan inventando sobre la marcha. Es un invento de los años 50, pero se desarrolló con toda la fuerza imaginable diez años después.
En Ibiza popularizó sus penetrables individuales, una especie de capucho de lona monocromo, que obtuvieron un éxito abrumador. Los vendió todos. Aún hoy se buscan en las salas de subastas. Incluso ella le dio una vuelta de tuerca al coser un gigantesco penetrable para media docena de personas. Sobrecogía verlos semi hundidos en las aguas de la Salinas. Las imágenes han acabado de dar la vuelta al mundo, las de Ibiza y las que iba rodando en las distintas capitales europeas. La 'Skin for everybody' (Una piel para todos) viajó mucho, aunque ella recuerda su década pitiusa como la mejor de su vida.