domingo, mayo 21, 2017

Ibiza, disparada a los cinco millones



Ibiza y Formentera conforman un archipiélago basado en un feroz monocultivo turístico, tan terco como incorregible. Esto que es un defecto, quizás sea la principal virtud que le permite una tregua semestral para su propia recuperación. Hasta que llegue la destrucción extrema de la posidonia, esta máquina natural submarina de depuración de las aguas y de creación de nichos para la vida, para la procreación de decenas de especies, y para la defensa de los fondos ante los embates violentos tormentosos.
Ferocidad, decía antes, que se demuestra en una estacionalidad intratable. Se ha intentado en distintas épocas potenciar el invierno invirtiendo dinero abundante, pero los resultados han sido inapreciables. Expuse hace años la posibilidad de usar Ibiza como trampolín invernal para el stage de los equipo centroeupeos o rusos, que juegan con climas muy adversos, algunos incluso suspenden las ligas de campeonato. Ibiza, explicaba, aunque sea vea baqueteada por las tormentas hostiles de nuestros inviernos, podría ofrecer plazas de hotel, buena gastronomía y un clima soportable, siempre que dispusiéramos de instalaciones deportivas. Curiosamente, el único alcalde que agarró el testigo fue Tarrés, un enamorado del deporte, pero los logros tampoco fueron de gran alcance, porque imagino que las inversiones son cuantiosas y han de partir de la inversión privada.
Si las Pitiusas pudieran rentabilizar los meses de invierno, no sería descabellado llegar a esta cifra de 5 millones y los isleños podrían soportarlo. Ahora no. Esto es insoportable. Los tres millones y medio (supongo) de la temporada 2017 dejará secuelas y ninguna será agradable. Y no me refiero a la exagerada reacción de muchos residentes que aprovechan la coyuntura para arremeter contra el sistema y algunos para hacerse la campaña gratis para poder presentarse como candidatos en las próximas elecciones. Me refiero a la gente que vive todo el año y que mantiene el fuego encendido en la chimenea del invierno. Esta buena gente está muy cansada de que media docena de discotecas y otra media de empresarios de la hostelería les diseñen el urbanismo, las calles, la vida y los horarios.
@MarianoPlanells