A mí personalmente me parece muy bien que el Diario de Ibiza del pasado 24 de octubre dedicara la portada y las tres primeras páginas, o sea las más relevantes, a la abrumadora demanda de comida y de ropa que están soportando los servicios de caridad de Caritas.
Remarco la palabra caridad, a la que no hay que rehuir ni tiene que avergonzarnos. Muy al contrario, la caridad es uno de los pilares del buen cristiano como también lo es por cierto del buen musulmán.
Me temo que el Diario está haciendo algo que nunca había hecho antes. Sí, claro, yo recuerdo aquellas columnitas de donativos, una lista de una veintena de donantes pudientes.
En aquellos años lo llevaba el bueno de Francisco Ariza, a quien tocó además lidiar con los últimos estertores del franquismo. A el le cupo el honor o el duro trago de prohibirnos unas canciones de Víctor Manuel, de Pau Riba y otras cosillas que no recuerdo.
Pero bueno, esto estaba incluido en el sueldo. Lo de Caritas no. Más de un vez, Ariza me facilitó las listas estadísticas (siempre tan escasas en Ibiza) de nuestro turismo. Llegadas nacionales, internacionales en el puerto y en el aeropuerto, mes a mes y la correspondiente evolución. Eso era todo y ya era mucho. Estos datos nutrieron mis primeros anuarios, de 1982 en adelante.¿No había pobres en Ibiza antes?
Pues sí… como lo éramos casi todos, nadie destacaba por su pobreza. Además un ibicenco en Ibiza, sin nada en el bolsillo podría vivir sin dinero los 365 días del año, y de hecho muchos casi lo hacían así. Miles de años de evolución fenicia con lo imprescindible, sólo la pericia y la diligencia manual para sobrevivir.
Había pobres, pero la isla era muy rural, al toque rústico de la tierra nutricia que da frutos.
Han pasado 25 años y la isla se ha urbanizado, también para esto tirando al desastre.
Ahora queda alguien en paro y con una familia y no tiene absolutamente nada, ni familiares en la isla, ni amigos a veces, ni tierras ni bosques que recorrer, ni setas ni cebollas, ni frutas, ni huevos que recolectar. Nada.
Por eso Caritas es tan importante.
Por eso han aumentado un treinta por ciento las peticiones de lotes de comida procedentes de los fondos europeos, más el aceite siempre caro y algunas aportaciones de proteínas.
Al menesteroso encerrado en un piso que ni siquiera puede pagar (hipoteca o alquiler, da igual) y con dos niños no se le pude sermonear con la solidaridad socialista que a largo plazo salvará a la clase trabajadora.
El hambre es más inmediata. Las ayudas han de ser al momento.
No sólo es Ibiza. No están solos. Quien pueda ayudar, que ayude.