En Ibiza se han ido atrasando y acumulando los problemas y la propia dinámica demográfica ha generado otros nuevos, así que es fácil entender que nuestros gobernantes tengan serios problemas de capacidad.
Aunque sólo fuera por caridad cristiana y por buen gusto periodístico deberíamos entenderles, besarles en la calle, llevarse un concejal a casa a comer o una concejala, da igual y acunarles. Y al día siguiente darles 20 euros para el bocadillo.
Pero yo insisto, mi columna es muy breve, la vida también.
A guisa de ejemplo, no hay manera de entregar un paseo, un colegio o un museo en condiciones que no presente fallos estructurales, filtraciones o carencias de diseño graves.
Ahora ya sabemos por deducción que ello puede deberse a una falta de preparación de los políticos, funcionarios y de algunos técnicos, lo cual es muy alarmante, pero no podemos ignorar por más tiempo que en casi toda España estamos asistiendo a una corrupción galopante.
Otro ejemplo: Si yo tengo presupuestados 100 millones para un edificio municipal, pero debo entregar diez al partido y otros diez para mí (yo los guardaré en una caja de galletas de Campoo), resultarán sólo 80, 60 de los cuales pasarán al promotor y quedarán veinte disponibles para el beneficio del constructor y para construir el edificio.
Muy poco. Dejaré pasar dos años de retrasos y pediré una ampliación de presupuesto. Al final habré despilfarrado 300 millones, para un edifico que pudiera haberse construido holgadamente con 80 millones.
Pero como se habrá hecho mal, a embates y sin control, el edificio tan ruinoso acabará cargado de defectos, fallos y carencias.
El problema de la corrupción, aparte de su inmoralidad y de su obvia ilegalidad, es que paraliza el sistema, es un cáncer que acaba invalidando el funcionamiento.
Otra forma consiste en cobrar un sueldo como alcalde y concejal sin realizar el trabajo, como estos del PP y del PSOE que aprobaron la construcción de una estación de autobuses por una empresa catalana en Vila. Y unas tarifas que no pueden asumirse ni en un aeropuerto. Y me quedo corto.