Regreso a la fuente, es mi artículo de hoy en Diario de Ibiza:
El turismo es un fenómeno cíclico, periódico, que hemos aprendido a rentabilizar de mil maneras posibles, como lo han aprendido los taxistas pirata, los expendedores ambulantes de sustancias estupefacientes, los carteristas, los vendedores de melón y sandía en las playas…
Sabemos que se contrata en mayo y se cierran las puertas a mediados de octubre y algunos a finales. Esto que lo sabe todo el mundo parece un secreto para estos economistas que nos explican que «la economía entrará en recesión y destruirá empleo hasta mayo».
Estamos en recesión ya hace tiempo, pero hay que sumar dos trimestres seguidos de crecimiento negativo. Y el crecimiento negativo es mucho mayor de lo que nos dicen los datos oficiales, como son muchos más los desempleados.
Pero es que en mayo, descontados los contratados para el sector turístico, también se seguirá destruyendo empleo. Por desgracia, en mayo del 2009 (que será uno de los peores años que se recuerdan en la moderna historia de España) también se perderá empleo con respecto al mismo mes del año 2008.
Eso indica que vamos cuesta abajo y casi sin frenos.
La crisis es tan fuerte que ha dejado fuera de juego a numerosas empresas constructoras de tipo medio y pequeño, las mismas que hace dos y tres años no daban abasto y no podían atender a nadie ni solucionarte problemas poco rentables… para ellos.
Pero causa un poco de miedo el contemplar con cifras hasta que punto la economía de la isla se mantenía en una burbuja, con crecimientos desmesurados y propios de mercados emergentes y sobre el pilar de la construcción.
Si esta crisis sirviera para regresar a las fuentes, o sea al turismo como origen y generador de nuestra economía, habríamos ganado mucho. Pero creo que no. Repetiremos el mismo error.
Y sin embargo el turismo debiera ser suficiente para mantener una economía saneado con unos 80.000 habitantes, que es el techo óptimo de población de la isla.
Creo que Xicu Tarrés debe unirse a los cinco alcaldes y crear unas pautas para dotar a la isla de los servicios mínimos que tiene cualquier pueblote de España. Arreglar los problemas, las infraestructuras y mantenerlas en perfecto estado.
Todo esto vale mucho dinero. Habrá que gestionar bien (leo que muchas partidas asignadas ni siquiera se saben gastar, lo cual es demencial) y dejar de depender de la pasta gorda de las licencias de obras.