Bueno, es que Ibiza no es España, te contestará
cínicamente un catalanista. El hecho
es que parece más fácil escolarizar a
tu hijo en español en Canadá que en Ibiza,
y el proceso de catalanización no ha
hecho nada más que empezar.
El catalanismo ha abandonado las palabritas,
la argumentación, porque ahora
dispone del poder. No va con contemplaciones.
Pero el tema no acaba aquí, porque dista
mucho de estar resuelto. Todo el mundo
estará de acuerdo con esto: el antiespañol
porque pretende arrinconar todavía
más una lengua que es hablada y conocida
por unos 500 millones de parlantes;
el español porque exigirá que se cumpla
la Constitución que le cobija.
Tiene todos los derechos, entre otras
cosas porque con los impuestos de todos
tenemos derechos a recibir servicios básicos
en igualdad de condiciones.
Esto no se cumple, pero lo que no es admisible
es que se ignore al ciento por cien.
Que en España no puedas escolarizar a tu
hijo en tu propio idioma español (que no
es una lengua ajena, es una lengua propia
de Ibiza desde que existe el español) es
algo muy serio. No sé si es un delito, porque
el Tribunal Supremo acaba de dictar
una sentencia (nueve años después de interpuesta
la primera denuncia en Barcelona)
en la que obliga a la Generalitat a
poner la doble casilla para que los padres
puedan optar al idioma preferido, catalán
o castellano.
No es sólo eso, la consejería de Educación
del gobierno regional catalán tiene
que poner los medios para hacer efectiva
esta opción.
La sentencia salió en la prensa y yo casi
leí antes la respuesta de un alto cargo catalán
en la materia diciendo que en la práctica
esta sentencia no se iba a cumplir.
Ahora bien, en estas mismas páginas se
nos advierte continuamente que las leyes
de Baleares son de obligado cumplimiento,
como lo es la asignatura doctrinal ideológica,
Educación para la Ciudadanía,
también conocida como el Catecismo Socialista.
Antonio Alemany avisó enseguida en
el mismo sentido: los catalanistas no cumplirán
la sentencia. De no cumplirse no es
que lesionen los derechos de una lengua,
sino un derecho básico de las personas.
No, no está el tema resuelto.