Congelar es el título de mi artículo de hoy en Diario de Ibiza:
Imaginemos por un momento que se
acaba la actual orgía destructiva de Ibiza
y los ayuntamientos limitan de forma
drástica, o sea realista, el cupo de licencias
de obras.
Al hacer esto se autolimitan los ingresos
y conociendo las enfermizas ansias de
grandeza y la tendencia al derroche de
cualquier concejal que se tercie, no harán
esto por gusto. Miren, ni siendo crucificados
por sentencias recobran el sentido
común.
O en España se ejecutan las sentencias
de una vez por todas o se ha terminado la
democracia, eso si no vamos a cosas bastante
peores.
La democracia se basa en tres pilares,
los tres poderes que en teoría desde Montesquieu
se controlan uno al otro. Esto,
hasta la llegada de Alfonso Guerra-PSOE,
que acabó con el espíritu de la democracia,
en palabras celebradas que dijo él mismo.
Del ejecutivo difícilmente te libras, el
legislativo está limitado por las partitocracia
y los perversos nacionalismos a
quienes les importa un pimiento el bien
común, sólo el de la tribu. Queda el judicial,
muy duramente baqueteado por los
dos gobiernos de Zapatero.
Derrumbado o maniatado el poder judicial,
apaga y vámonos.
Queda al margen la prensa, como cuarto
poder, siempre con un acechante infarto
de miocardio o una sangrante úlcera de
estómago. Claro que en una sociedad
cada vez más intervenida, poco futuro la
queda a la prensa alejada de los círculos
benefactores del poder. A cambio, sí, por
el contrario, la prensa pierde parte de su
sentido de ser porque queda sumisa a las
locuras de estos Nerones que nos han tocado
en suerte a comienzos del siglo XXI.
En Ibiza, volvemos a los ingresos municipales,
poco dinero rascaremos. Los
ayuntamientos tendrán que empezar a
gestionarse con sobriedad.
¿De dónde saldrán los dineros? Aparte
de las consignaciones de cupo que lleguen
del Estado, del Consell o de otros
puntos, parte importante proviene de los
arbitrios, multas, tasas, ibis, etc.
Pero ya han pedido los hoteleros que se
congelen los impuestos. Claro, y entonces
¿cómo se podrá seguir gastando la alcaldesa
Lurdes 1,2 millones en publicidad,
protocolo y viajecitos, como en el 2008?