O sea, que entramos en el año 2009 con una recesión globalizada: no puede haber peor noticia para Ibiza y Formentera. El turismo es un bien de primera necesidad, se nos ha dicho hasta la saciedad, pero no es cierto. De primera necesidad son los de la estricta supervivencia, y en casos como el que vivimos, es tal la inseguridad que muchos quedarán clavados en su casa, los que hayan podido conservarla.
Italia tampoco despega ni tiene razones objetivas para hacerlo.
Francia vive unos momentos curiosos, en los que se ha puesto en manos de un brioso Sarkozy que es quien debe poner en funcionamiento la poderosísima planta industrial francesa. Pero todos tenemos el mismo problema que tenemos en Ibiza: no se puede exportar, si alguien no importa, y ya sabemos que el turismo es una exportación.
Bien, pero ¿quién demonios va a importar nada si el consumo se ha estrellado estrepitosamente?
Al menos podemos esperar que el turismo británico nos salve la situación, pero a comienzos de año esto parece imposible. Si bien los precios de los low-cost pueden llegar a récords a la baja, ahora el inglés tiene serios problemas con la seria devaluación de la libra esterlina.
De manera que los bajos precios del petróleo quizás equilibren lo otro, pero de todas formas Gran Bretaña está poco más o menos igual que el resto de países europeos, o sea, mal, tirando a muy mal.
¿Y Alemania? Es nuestra última esperanza. Pero Alemania tampoco consigue rehacerse y ya viene de una etapa muy dura que inició en 1989 con la caída del muro de Berlín y con unos altos costos de reunificación.
Estados Unidos muy mal, a la espera de que en los próximos meses Obama reinicie un mandato con nuevas fuerzas. Es una incógnita.
Pero el Japón está peor, con una caída de casi el diez por ciento en su producción industrial.
En estos momentos podemos ponernos a rezar. Formentera depende casi íntegramente de Italia, y los italianos son imaginativos, osados y epicúreos, pero cuando no se puede viajar por falta de ingresos, no quiero ni pensar qué tipo de italianos vendrán a Formentera.
Ibiza lleva unos años en que los españoles atiborraban la isla, aprovechando la crisis de británicos y alemanes, pero el español es un poco parecido al italiano: vive por encima de sus posibilidades. Y esto ahora, con el corte de suministro de dinero bancario prestado, es imposible.
No sólo esto: los españoles están entrando en un túnel desde el que comenzaremos a salir, si hay suerte, a partir de 2011, aunque Corbacho dijo que la crisis era cuestión de dos meses. ZP simplemente la negaba.
Ibiza, una etapa histórica: arreglar, reequilibrarse y preservar el paisaje.