Lo de vida nueva será complicado y los más atinados especialistas nos explican que el año 2010 será igual o peor que el 2009. Mejor es asumirlo a tiempo, practicando el viejo refrán: Qui dia passa, any empeny.
Mientras vamos pasando días para empujar los meses y el año, voy leyendo algunos resúmenes que publica el Diario a modo de balance y noticia.
¿Médicos? Hay que cubrir 85 plazas de especialistas. Sin comentarios.
Las peores noticias vienen referidas a la cuestión laboral, o sea al escandaloso número de parados: uno de cada cinco ibicencos en edad de trabajar está sin empleo y seguramente ni siquiera lo busca. De otra manera: 12.000 parados. No hay duda, el 2009 pasará la historia como un año negro, al modo de 1918 año de la gripe, o 1956, año de grandes heladas y nieves.
En parte esto pone en evidencia la endeblez de nuestra economía pitiusa, muy desequilibrada, y del crecimiento demográfico, un fenómeno artificial que no puede sustentarse si no existe una economía real al menos durante la mayor parte del año. Es insostenible trabajar seis meses y vivir del subsidio el resto del año. Miles de habitantes presumiblemente tendrán que abandonar las Pitiusas. Es cuestión de tiempo.
Tampoco es sostenible el elevado número de políticos y funcionarios que cobran del erario público. Este modelo de administración excesiva –desarrollada en toda España– tampoco parece tener mucho futuro.
Se puede ir mal por cobrar o ingresar muy poco o por derrochar demasiado. En Ibiza y Formentera se dan ambos fenómenos simultáneamente, lo cual sugiere que se ha escogido un sistema de funcionamiento que nos lleva directamente a la ruina. ¿Podremos sostener una sociedad tal a largo plazo?
También los artistas de Ibiza ven muy reducidas sus ventas navideñas (mercadillos de arte). Es otro dato que nos indica el colapso, al menos hasta el mes de mayo. Otros indicadores como el descenso en gastos básicos (agua, luz, gas) y las licencias de obras nos corroboran la situación.
O la venta de vehículos.
Incluso el Consell reduce en 2010 la inversión en una cuarta parte. Muchos planes de 2009 apenas han servido para nada y en estos momentos ya no cabe mayor deuda pública. Lo que no pueda generar el mercado difícilmente lo podrá corregir un plan de inversiones del Govern. Y sin embargo se necesitan más inversiones. Pero hay que pagarlas.
¿Cómo conseguir más dinero sin subir tasas e impuestos ni pedir prestado? Reduciendo drásticamente gastos, funcionarios y protocolos innecesarios.
Nadie parece dispuesto a enfrentarse al toro y como última instancia será el voto del contribuyente –perplejo y desengañado– quien acometa cambios de mayor calado. Es un suponer. De cualquier manera el futuro nos espera.