Nuestra compañera Laura Ferrer explicaba el otro día el fenómeno Facebook y sus usos en Ibiza. Parece que la isla no escapa a la regla y se somete con gusto a los poderes de las redes sociales.
«¿Quién quiere privacidad?» se defienden de Facebook porque recientemente se ha abierto mucho la mano y se permite el acceso a cualquiera que quiera fisgar.
Pero el usuario puede organizarse y limitar la entrada a sus amigos, a los amigos de todos los amigos o dejar que todo el mundo pueda leerte y ver tus datos. Yo he optado por esta última opción. Quien quiera mirar, que mire.
¿Por qué? Porque Facebook me sirve de publicidad para mi blog Mariano Digital (un nombre que nació con voluntad irónica, pero que se ha ido quedando) que es una especie de red de una decena de blogs. Uno los escribe sin obligación de fechas ni de actualización. Son como secciones del blog principal.
Una de las aplicaciones de Facebook es Networkedblogs, que a su vez publica en el Muro de FB las noticias que previamente hayas publicado en los blogs. Es algo parecido a lo que me hace Friendfeed, otra plataforma: tiene permiso para ir publicando todos mis textos, notas, fotos que yo haya editado en cualquier parte de Internet.
Alguien que se apunte a mi FF sabrá en cada momento lo que haya sido publicado bajo mi nombre. Así de simple y eficaz.
Pero si esto fuera poco, todavía tenemos otras grandes plataformas, como Twitter, Tuenti, Myspace y otras muchas que me dejo. Incluso Blogger (de Google) intenta potenciar su cuenta de Google como una zona de relaciones sociales.
¿Tantas plataformas en la Web 2.0 hacen perder mucho tiempo? En realidad no. Estas páginas van vinculadas a tu propio mail, el cual te hace de bedel y te avisa si hay algo importante, un comentario, etc. Si uno tuviera 500 comentarios al día sería imposible controlarlo personalmente, pero este tampoco es el caso.
Cuando hablamos de Twitter o de Facebook –las más exitosas– estamos hablando de cientos de millones de personas, con su cara, sus ansias, sus posibilidades: por esto ya son muy rentables.
Facebook debe andar por los 400 millones y la publicidad que genera o que recibe es astronómica. Nació como una broma de un estudiante, Mark Zuckerberg. Su formulación y funcionamiento han sido objeto de estudio por parte de matemáticos, teóricos del juego, filósofos de la ciencia y técnicos en ciencias de la información y nuevas tecnologías.
¿Para qué sirve? Para lo que quieras: encontrar viejos amigos, conocer gente nueva, para ligar (aunque aconsejo precaución, hay mucha trampa), para chatear, para promocionar tu negocio o simplemente para pasar el rato. Quizás su éxito es que con muy pocas reglas, deja bastante libertad para tomar la iniciativa.