Víbora hocicuda, Vipera latastei. Foto: Cortesía Juan Pablo Gonzalez de la Vega. |
Ya, ya. Pues no.
Además de las numerosas sorpresas tradicionales que te puedes llevar en Ibiza, ahora tenemos algunas incorporaciones, como las cuatro clases de serpientes que han ido anidando y reproduciéndose como Pedro por su casa.
Y tenemos algún redescubrimiento como la Physalia Physalis, más conocida como la carabela portuguesa, una especie de medusa con una picadura que en casos extremos puede llegar a causar la muerte.
¿Una medusa? En realidad no lo es, sino un hidrozoo sifonóforo, una especie de colonia que agrupa varios bichos que viven y se desarrollan en simbiosis. Se conoce desde siempre, aunque yo en Ibiza no la había visto nunca y a quienes he preguntado, tampoco. En realidad la conocí en el Malecón de La Habana, en cuyas aguas es muy frecuente, como en todas las zonas tropicales. Estaba en tierra, no en el agua. Cuando me agaché para mirar de cerca aquellos hermosos colores azulados, violáceos, un niño me avisó: «Ni la toque, señor, esto es el agua mala. Muy venenosa».
La carabela ya aparece cada año en las Pitiusas. Ignoro si es debido a las condiciones de calentamiento o a los temporales que las empujan desde el campo de Gibraltar hacia el Este y una vez que entra en la dinámica de las corrientes, llegar a Formentera o a es Caló des Moro ya solo es cuestión de días. O serán los dos factores juntos.
Cada año hay varias oleadas que aconsejan cerrar algunas playas de Huelva, Cádiz, Málaga, Murcia, Almería... ¿Cómo no van a llegar a Ibiza? He visto vídeos donde en las aguas de Cantabria y de San Sebastián las van sacando del agua con un salabardo o salobre (¿salabre, gambaner, diríamos en ibicenco?) y las acumulan en cajones impermeabilizados como si fuera una pesca preciada. Y lo es.
¿Y las otras medusas? Bueno, el Diario va sacando fotos. La gente se ha entusiasmado y manda fotos de continuo. Cualquiera lleva una cámara o el teléfono a mano. Ya casi es un deporte. Pero no estará de más recordar que a las carabelas portuguesas más vale ni manipularlas, porque tienen unos tentáculos altamente agresivos que pueden llegar a tener hasta 50 metros. Ni fuera del agua. (Recuerdo lo mismo con respecto a las orugas del pino, la procesionaria).
Hasta el momento se ha detectado su presencia en sitios concretos, pero no suponen un engorro especial para el bañista. Hay muchas más en el Caribe y en Brasil. Ocurre lo mismo que con las serpientes: Ibiza está repleta de culebras. A ver si algún cipriani las empieza a poner en el menú y equilibramos la población o de otro modo nos quedaremos sin las lagartijas.
@MarianoPlanells