Los fenicios supieron dar solución a todos los problemas que se les iban planteando. En unos casos usaban la memoria, pero en otros se veían obligados a emplear la imaginación y la creatividad para dar con la tecnología adecuada. Entre otras razones, los fenicios y cartagineses eran admirados por estas habilidades.
Quizás no lo inventaban todo ellos, pero tenían la prevención y la previsión de apoderarse de los inventos ajenos, para aplicarlos o para modificarlos, según la circunstancia.
Ahora leo en la prensa que ya se aplican dos curiosos objetos ideados por los modernos fenicios actuales. No son un prodigio de complejidad tecnológica, pero parecen útiles y oportunos, lo que no deja de ser curioso.
Veamos. El primero es una pala de pequeñas dimensiones que servirá para limpiar la piel en caso de agresión de una medusa, que suelta sus sustancias urticantes sobre la piel y a menudo deja el filamento que puede seguir actuando. Para que no lo haga, se pasa la pala sobre la piel y después se puede limpiar pero ojo, muy importante, con agua de mar. Nunca hay que emplear agua dulce ni orina, pues cualquier líquido que altere el PH de los cnidocitos (células urticantes de los filamentos o patas de las medusas) los vuelve a activar, con el consiguiente dolor añadido. Toni Torres Ribas ha patentado esta pala, que llama CleanBite Medusas. Como es normal, el éxito del artefacto depende de la demanda, aunque tiene competencia en abundancia: cualquier tarjeta de crédito, o de visita, un trozo de radiografía, sirven para barrer limpiamente los restos de las medusas. En fin, éxito. La idea es buena.
El segundo invento pretende terminar con la sucia y antiestética costumbre de desechar los filtros y las colillas en la arena de las playas. Ahora el efecto es espantoso y las consecuencias ecológicas no son pequeñas. Estos filtros de cigarrillo no solo obturan las instalaciones sensibles de las depuradoras, también afectan al equilibrio ecológico de las aguas costeras. Para ello, Ramón Tur ideó un contenedor con huecos para depositar los potes de refrescos reciclados. Se puede colocar clavado en la arena. Al entrar en la playa se escoge un pote, que servirá para ir dejando los restos de colillas y cenizas, que al final irán a parar en el contenedor, que ofrece una amplia bolsa de recogida. Se vuelve a dejar el pote en el hueco y aquí no ha pasado nada.
¿Mucho éxito? Supongo que depende de la urbanidad de la gente, que no es mucha. Si todos los fumadores colaboran, las playas de Ibiza lucirán como una patena de oro. De momento imagino que los chiringuitos y los ayuntamientos estarán interesados en clavar estos potes en las entradas de las playas de toda la isla. Yo lo haría. No contamina, al revés, y ayuda a mantener muy limpia la isla, que falta le hace.