Cuando me metí en el tema del turismo sanitario yo no podía saber que este era uno de los problemas menores del asunto. Claro, uno ya sabe que la sanidad siempre necesita más recursos. Pero esto lo dice todo el mundo: los ayuntamientos quieren cobrar más impuestos, los policías necesitan más medios, un equipo de fútbol necesita más dinero, etc.
Pero el caso de la sanidad es demasiado importante para dejarlo en manos de un o de una propagandista de un partido que ha demostrado su insolvencia y su inoperancia.
La sanidad española está en bancarrota. Ha quebrado, y si fuera una empresa privada ya estaría en el concurso de acreedores o suspensión de pagos.
Ahora no puede quebrar si no quiebra el Estado (una posibilidad cada vez más probable según los últimos vaticinios) pero es una auténtica ruina. Ya son varias las comunidades que no pueden hacer frente al pago farmacéutico. En Baleares se lleva más de un año de retraso en el pago del medicamento. A nadie extraña que se haya reducido un 30 por ciento el gasto sanitario en nuestra Comunidad.
El sistema sanitario español es cada vez menos eficaz y más voraz. No lo dirá la ministra socialista, pero lo saben muy bien los propios sindicatos médicos y las asociaciones profesionales. También lo sabe Ana Pastor, que lleva años reclamando la atención y exige cambios estructurales en el funcionamiento.
¿Quién no se acuerda del co-pago? Está al caer, como creo ya se hace en la Justicia, donde hay que depositar entre 20 y 50 euros para poder recurrir una sentencia. Se tendrá que habilitar una batería de medidas para que la gestión sea más eficaz: una de cada tres visitas a urgencias no es tal; una de cada tres visitas a la atención primaria es por cuestiones de papeleo, etc.
Y menos gravosa económicamente. El español acude un 40% más al médico que el promedio de la Unión Europea. El usuario en España gasta un 20% más en medicación.
Son datos muy serios, preocupantes y reveladores de la Fundación de Estudios de la Economía Aplicada, Fedea.
En diez años faltarán entre 15.000 y 20.000 médicos. El gasto sanitario tiende duplicarse.
La implantación del co-pago está al caer, con un tíquet moderador y una tasa por visita. (En Alemania y en Francia han reducido un 15% la demanda con este sistema).
Actualmente, la tarjeta electrónica no es suficiente y también se tendrán que estudiar sistemas para reducir drásticamente el gasto farmacéutico que parece un pozo sin fondo.
Ana Pastor insiste también en fortalecer la cohesión en la sanidad en las distintas comunidades autónomas hoy muy dañada.
Otra desventaja de las autonomías, que han ido diseñando una España desigual, injusta e insostenible.