La importancia del toro era primordial en el universo fenicio y cartaginés, donde incluso el tofet o altar tenía forma de piel de toro. En Hispania se han encontrado piezas y joyas con la misma forma.
A menudo he bromeado con eso de que el animal nacional de Ibiza es el erizo, y la lagartija lo es de Formentera. Como ven, los pitiusos vamos con pocas pretensiones.
¿Cuál es el animal emblemático de Ibiza, aquel que llevamos más o menos impreso en nuestro subconsciente colectivo y que llena de admiración a los ibicencos? No puede ser otro que el toro. El toro y el caballo.
En realidad la cultura derivada de los toros está muy extendida. La mitología mediterránea sería incomprensible si no existiera un animal emblemático como el toro.
Pero es que les ocurre lo mismo a nuestros primos los catalanes.
Cuando se piensa en la relación del toro con Cataluña uno enseguida cae en los griegos de Ampurias, más adelante romanizados y amalgamados con los íberos. Pero eso no es exacto, pues en toda Iberia se conocen representaciones muy anteriores del toro como animal totémico, animal sagrado. Las leyendas en relación con los toros y con la tauromaquia nos retrotraen a tiempos de Tartessos y si le echamos un poco de imaginación retrocederíamos miles de años, a la mismísima Atlántida.
Más reales son las representaciones de los toros y otros bóvidos en Altamira y otras decenas de grutas que conservan estos tesoros muy anteriores al Neolítico.
Mi amigo Fernando Sánchez Dragó ha explicado hasta la saciedad la cultura del toro en Iberia y en todo el Mediterráneo y no sólo en sus dos tomos de la ´Historia mágica de España´ (fue uno de los primeros en usar este adjetivo en un título, antes que yo y el catalán Carlos Garrido).
La importancia del toro y su culto es innegable, es una evidencia. ¿Por qué lo rechazan los catalanistas? Porque usan los toros para enfrentarse al núcleo de poder centralista. Así, en Cataluña están en contra para fastidiar a Madrid, pero en el sur de Francia (lo que ellos llaman pomposamente la Cataluña francesa o Cataluña Norte) están a favor de los toros porque en París los tienen prohibidos. Es lo que se dice dar una patada en el culo del torero cuando se la quieren dar al poder central.
Zeus raptó a la hermosa fenicia Europa en aguas de Tiro (Fenicia), que es nuestra ciudad primigenia. Los ibicencos provenimos de los cartagineses, que no eran sino tirios que salieron por piernas y fundaron Cartago.
Aquel toro blanco zalamero acarició a la doncella, que muy confiadamente lo montó en el lomo, ocasión que aprovecho aquel animal para correr mar adentro hasta llegar a Creta. La doncella quedaría muy impresionada por aquel David Meca manso pero bravo, albino pero con cuatro patas y un hermoso rabo.
¿Y qué dirían que pasó? Pues... lo que tenía que pasar. Aquel toro no era otro que el jefazo de todos los dioses, o sea Baal o Zeus si adaptamos el mito al panteón griego.
No es casualidad que el toro bravo sea el símbolo de nuestro dios, el terrible Baal, que era un dios básico en Ibiza, aunque siempre hablamos de Tanit.
Diario de Ibiza