La historia de Europa, la doncella fenicia de orígenes aristocráticos, se cuenta de varias maneras, pero en lo básico, Zeus convertido en un toro manso, de color blanco, la seduce y ella sube a grupas, el toro se adentra en el mar y llega hasta Creta.
Allí le hace el amor bajo unos plátanos. A partir de entonces estos árboles son de hoja perenne y quizás por el origen fenicio estos árboles bordean todas nuestras carreteras ebusitanas.
De esta Europa se deriva el nombre de nuestro continente que tanto debe a la cultura clásica grecorromana, que sería mucho más pobre sin las aportaciones básicas de la cultura fenicia y de la cultura que sin ser propiamente de origen fenicio, fue propagada por ellos.
El toro como animal sagrado, de culto ritual, animal totémico que generó el Minotauro, está presente en todo el Mediterráneo.
Recuerdo en Menorca con placer las explicaciones de Guillermo Florit-Piedrabuena que interpretaba las taules menorquinas como una representación totémica de las astas de un toro. Estilizadas, esquematizadas, naturalmente.
En cualquier sitio del Levante español se encuentran cuevas y material arqueológico en museos confirmando esta magia siempre presente en la Hispania ancestral, como lo está hoy en la actual.
Esto y mucho más es lo que nos hemos perdido en Ibiza al derribar la plaza de toros. Aparte de constituir una fenomenal oferta turística, ahora Ibiza es mucho menos diversa y bastante más aburrida, aunque cueste creerlo.
Ya lo dije, plaza derribada en Baleares, no puede volver a levantarse, por un estúpida ley del PP balear que hay que cambiar cuanto antes. Pero yo recuerdo tres cosos en Ibiza: el de las Salinas, otro en San José y la plaza de toros de Ibiza, que estaba a rebosar con las corridas, pero también con otros espectáculos.
En 1979-80 yo estaba redactando mi ´Diccionario de Secretos´ y puse esto:
«Nuestra pasión por los caballos y los mulos es genética. Pero la afición taurina es injertada y reciente (...)». Me equivoqué. Yo no sabía entonces que en Ibiza se habían celebrado festejos en plazas de toros desmontables muchos años antes. Ya se trataría de investigar los archivos, pero intuyo que aparte de lo que ya sabemos, nos llevaríamos algunas sorpresas.
La plaza de toros se inauguró en 1961. Duró casi 20 años exactos y me acuerdo de ello porque, aparte de varias actuaciones de músicos, yo asistí a la única corrida de toros que recuerdo en Ibiza: la de El Cordobés.
Yo estaba organizando la edición de Ultima Hora en Ibiza. Pedro Serra me había llamado, sin saber que había integrado a un topo de Matutes en la redacción. Cuando hube comprobado el boicot con divertida facilidad, dejé de hacer el tonto y me fui a recorrer el Mediterráneo y, recibido el consejo de Tanit (faz de Baal), cuando regresé a Ibiza inicié la edición del Anuario. Esto nos da la fecha de la muerte de la plaza: tuvo que ser entre 1982 y 1983.
Por cierto el influjo de Tanit es secreto, no se puede revelar pero fue el más fructífero de mi vida. Somos fenicios.
Diario de Ibiza