Cuándo empezó el turista a llegar a Ibiza? Descartados los primeros visitadores de espíritu enciclopedista, porque venían a catalogar los bienes y los males de la isla, recorriéndola a paso de mula, se puede decir que ya es durante la segunda república.
La ciudad abría algunos establecimientos y se anunciaba en publicaciones de la Península. Sobre aquellos años todos los novelistas y cronistas extranjeros -entre ellos Walter Benjamin- ya alertaban sobre el excesivo peso del turismo. Y los peligros del deterioro.
Estos presagios no quedaron desautorizados por un cambio de comportamiento del turista ni porque el empresario ibicenco demostrara una sensibilidad y un sentido común que preservara la situación.
No. La isla se salvó porque una lucha fratricida, que a nosotros nos llegó desde Cataluña y al final desde todas partes, ocupó el lugar del vacacionista.
Algunos descerebrados nacionalistas ya me amenazan con no sé que patrañas y negacionismos. Ya les vale. Las puñetas impresentables de los nacionalistas, siempre intentando acosar, meter miedo y cambiar la historia.
Ibiza cambió a los turistas barceloneses por milicianos. Y aquí no se venía a tomar el sol, sino a cometer todo tipo de tropelías. Y la isla se convirtió al atardecer del 13 de septiembre en algo peor que Guernica. Lean a sus propios historiadores, aunque en su mayor parte, se niegan a sí mismos.
Acabó la guerra de 1936-1939 por cierto con aquellos milicianos huyendo Pirineos arriba para ocultarse en Francia. Pero Ibiza siguió bloqueada y traumatizada, ahora en manos de las represalias que venían del otro bando. Que de todo hubo.
En 1939 comienza otra locura, generalizada a toda Europa y a gran parte del globo. Hasta 1945 no cesa la locura. Malos tiempos para el turismo. En este momento es cuando Ibiza pasa un hambre atroz (no durante la guerra).
De manera que cuando regresa el turismo es porque las clases medias europeas ya se han recuperado, a finales de los 50.
Entonces Ibiza se incorpora a esta novedosa industria del ocio, comenzando una etapa de sacrificio de sus paisajes. No le importará ni quedarse sin agua para beber. Cincuenta años es lo que hemos tardado en cargarnos la isla.
Brevemente, ha pasado medio siglo y la isla seguía adormilada pensando en seguir eternamente con la misma mecánica: agencia de viajes, avión chárter, autobús al aeropuerto a buscar al turista, hotel, playa, sangría y devolverlos al aeropuerto a los quince días.
Ya sabemos que esta plantilla ha cambiado mucho. Hace unos quince años se inició una pequeña revolución, silenciosa. Y todo por Internet y los vuelos de bajo coste. Otro día seguiremos.
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La ciudad abría algunos establecimientos y se anunciaba en publicaciones de la Península. Sobre aquellos años todos los novelistas y cronistas extranjeros -entre ellos Walter Benjamin- ya alertaban sobre el excesivo peso del turismo. Y los peligros del deterioro.
Estos presagios no quedaron desautorizados por un cambio de comportamiento del turista ni porque el empresario ibicenco demostrara una sensibilidad y un sentido común que preservara la situación.
No. La isla se salvó porque una lucha fratricida, que a nosotros nos llegó desde Cataluña y al final desde todas partes, ocupó el lugar del vacacionista.
Algunos descerebrados nacionalistas ya me amenazan con no sé que patrañas y negacionismos. Ya les vale. Las puñetas impresentables de los nacionalistas, siempre intentando acosar, meter miedo y cambiar la historia.
Ibiza cambió a los turistas barceloneses por milicianos. Y aquí no se venía a tomar el sol, sino a cometer todo tipo de tropelías. Y la isla se convirtió al atardecer del 13 de septiembre en algo peor que Guernica. Lean a sus propios historiadores, aunque en su mayor parte, se niegan a sí mismos.
Acabó la guerra de 1936-1939 por cierto con aquellos milicianos huyendo Pirineos arriba para ocultarse en Francia. Pero Ibiza siguió bloqueada y traumatizada, ahora en manos de las represalias que venían del otro bando. Que de todo hubo.
En 1939 comienza otra locura, generalizada a toda Europa y a gran parte del globo. Hasta 1945 no cesa la locura. Malos tiempos para el turismo. En este momento es cuando Ibiza pasa un hambre atroz (no durante la guerra).
De manera que cuando regresa el turismo es porque las clases medias europeas ya se han recuperado, a finales de los 50.
Entonces Ibiza se incorpora a esta novedosa industria del ocio, comenzando una etapa de sacrificio de sus paisajes. No le importará ni quedarse sin agua para beber. Cincuenta años es lo que hemos tardado en cargarnos la isla.
Brevemente, ha pasado medio siglo y la isla seguía adormilada pensando en seguir eternamente con la misma mecánica: agencia de viajes, avión chárter, autobús al aeropuerto a buscar al turista, hotel, playa, sangría y devolverlos al aeropuerto a los quince días.
Ya sabemos que esta plantilla ha cambiado mucho. Hace unos quince años se inició una pequeña revolución, silenciosa. Y todo por Internet y los vuelos de bajo coste. Otro día seguiremos.
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