Que las habitaciones de
San Antonio se vendan bastante más baratas que las de otros puntos
de Ibiza y Formentera es algo muy significativo: queda mucho margen
de mejora en las Pitiusas en general y en esa zona en particular.
Llevan muchos años intentando dignificar y mejorar el nivel, pero
mientras la clientela sea del tipo jovenzuelo lanzado de cabeza al
barreño de cerveza, ruidoso, bronco y vomitón, hay pocas opciones
para la salida del foso.
Hoy, dormir en San Antonio
es 111€ más barato que hacerlo en uno de Ibiza. La tarifa media en
Ibiza en julio fue de 201€, mientras las de San Antonio se queda en
90. La diferencia de categoría es sustancial y debería alarmar a
empresarios y a los políticos de la villa.
"No
podemos vivir de emborrachar a niños de 14 años" explica Joan
Gou, un empresario y exconcejal de turismo de Lloret de Mar. El
cultivo del turismo low
cost
abruma a los pocos empresarios que pretenden ofrecer mayor calidad y
acaban por abandonar la búsqueda de la excelencia.
Y no
será por falta de ejemplos y de modelos a seguir. En el resto de
isla, en general, se demuestra con hechos que un turismo cuidado y
con cierto empaque -ya no pido turismo de lujo para las cien mil
plazas de Ibiza, esto es imposible- resulta más rentable incluso a
corto plazo.
La
villa de Portmany, de una singular belleza, pese a esta masificación
asfixiante, repite siempre los mismos errores y acaba de cometer el
último, por la información que tengo, en este millonario plan de
reestructuración turística. El tiempo dirá si estoy en lo cierto.
Otro error que se repite hasta la saciedad es traspasar las
instalaciones ya devastadas a otro empresario que las exprime para
sacar hasta la última gota. Solo se consigue encanallar, al menos
empeorar cada vez más los servicios.
Con
este tipo de turistas no se podría atender la solicitud de los amos
de s'Espalmador : que el turismo costee el mantenimiento del islote.
Supongo que pretenden aprovechar la brutal agresión por el fuego de
este verano para presentar algún proyecto de instalaciones de bares,
tiendas o servicios. No lo sé. El asunto es de envergadura y
merecería toda la atención del Govern, ya que imagino que es
imposible conseguir los veinte millones (o los que sean) que pedirían
los dueños.