No hace mucho hablamos aquí del estrés de nuestras abejas melíferas, que encuentran muchas dificultades para desarrollar su vida en paz y armonía. A consecuencia de ello, todos aceptamos con naturalidad que la producción de miel sea bastante menor. En aquel mismo momento no traté de otros bichos que ya han llegado a Baleares. Uno es el feroz mosquito tigre que te destroza las piernas y pica con tal contundencia que puede atravesar la tela. El problema del mosquito no es solo la picadura dolorosa. Ahora se nos acaba de presentar otro invitado peligroso: el virus zika, que se suma al dengue y a la fiebre amarilla.
Transmitido sobre todo por los mosquitos. De momento se desarrolla en parte de Méjico hacia abajo, hasta Argentina. Pero nadie está a salvo: en Gran Bretaña, Italia y España se han dado casos de contagio. En la franja tropical del planeta se va extendiendo el zika. Acabo de leer que un turista español procedente de Colombia ha venido contagiado y está ingresado en un hospital de Valladolid. Dicho de otra manera, hoy al menos no se ha detectado en Baleares. Pero no podemos bajar la guardia. Las islas, aisladas durante cientos de años, son un sitio ideal para introducir –accidentalmente o no– cualquier especie exótica. Solo el año pasado vinieron a Baleares más de 12,5 millones de visitantes.
Imposible sellar nuestras islas a la influencia exterior. Este virus es específicamente peligroso en las mujeres embarazadas, ya que produce malformaciones en el feto, entre otras cosas. Además ha llegado otro monstruo que se suma a los enemigos letales de nuestra abejitas: la avispa asesina asiática, avispa velutina, ya se ha visto en todo el valle de Sóller. Como el mosquito tigre, procede del sureste de Asia y se estableció en Guipúzcoa en 2010. En realidad para las personas representa un peligro relativo, a no ser que alguien sea alérgico, pero en su dieta figuran nuestras abejas en lugar preferente.
Acosan las colmenas y las van exterminando hasta el punto final, pues las melíferas aunque se defienden nada pueden hacer contra las asiáticas, de un tamaño muy superior. Encontrarán numerosas fotos y videos en mi blog o en Internet. Sus nidos son identificables, de más de medio metro de diámetro e indican de manera fehaciente su presencia. No hay que dejarse engañar por el hecho de que en invierno mueran las larvas y las obreras: quedan las hembras fecundadas que renacerán con más pujanza. Ignoro si en estas momentos ya se ha descubierto en las Pitiusas, pero no me extrañaría. Prestad atención los que vais al bosque en la próxima primavera y si encontráis un nido de forma casi esférica avisad a la conselleria, sin dudarlo. En las copas de los árboles, en los algarrobos o roquedales. Si llegan a arraigar aquí, los apicultores están apañados.