Casi como Ibiza en julio y agosto |
El ocaso de los hoteleros, me arriesgué a titular la semana pasada. Pero no de la facturación, tendría que añadir hoy. En realidad, los hoteleros pitiusos se están forrando como nunca, en parte debido a esta anomalía demográfica y geopolítica que es la prolongada crisis de los países ribereños del Mediterráneo. Y la situación no lleva visos de solucionarse, antes al contrario: Turquía está cada vez peor, tanto en su dinámica social interna cuanto en sus relaciones siempre al límite con regiones con mayoría kurda, incluso con Siria y con Iraq. Turquía ya es un destino peligroso. Y Turquía era uno de los destinos deseados por el turismo ruso, aunque otras razones internas han mermado este mercado. Además el todo incluido, tras una indagación de urgencia, va mejor que nunca, en Ibiza y en Baleares.
Entonces ¿no es cierto que los hoteleros pierdan clientela? Claro que es cierto, casi la mitad de los clientes que hace diez años iban al hotel ahora vuelven a Ibiza pero ya se buscan la vida en otras partes. Los hoteleros llevaban varios años sin subir (incluso bajando) precios. Pero desde hace al menos cuatro se están poniendo las botas. Hay crisis, sí, en efecto, la hay, pero no en Ibiza y Formentera al menos durante tres meses. El resto del año sufrimos algo parecido a un invierno nuclear interminable, por mucho que se hayan revitalizado los permisos y nuevas licencias de obras. La llegada del Pacte III (este conglomerado de Podemos y de PSOE) influirá en esta cuestión, porque el PP llegó como un elefante en una cacharrería y si no dio carta blanca urbanística, bien lo parecía.
O sea, que existe crisis en el turismo nacional –que se lo digan a las agencias de viajes– pero no en Ibiza. Y los hoteleros ven como los clientes se les fugan a los apartamentos atiborrados, pero ellos siguen haciendo su agosto. Simplemente han subido precios, sin contemplaciones. Otra cosa es que estos precios se puedan mantener, pero en el turismo balear ya hace tiempo que vamos a salto de mata y al sálvese quien pueda. De acuerdo que estamos asistiendo a una revolución en el turismo: los hoteles lo están viendo y las agencias de viajes lo están viviendo en su propia piel.
El mes de junio ha sido muy flojo, el de julio ha sido malo y el de agosto está en el aire. Al margen de que hay nuevas modalidades de contratación (Internet, vuelos baratos, etc.), julio ha sido desastroso para las agencias, quizás debido a la intranquilidad creada por las elecciones. Pero yo creo que estamos viviendo una profunda revolución en el turismo. Lo iremos comentando. Una ventaja para el consumidor: se anuncian precios muy accesibles en el Caribe.