Es obvio que no podemos impedir la circulación a nadie. En principio. Como es obvio que la carga humana en los dos meses de estío es abrumadora y obliga a toda la isla entera a trabajar bajo una presión para la que no está diseñada ni por supuesto preparada. Incluso, de estarlo, el desgaste y el envejecimiento han dejado obsoletas las depuradoras, las desalinizadoras y otras instalaciones. Son grandes infraestructuras que exigen una planificación en fase de proyecto que puede durar varios años y otros tantos su ejecución.
Las islas necesitan equiparse urgentemente para recibir un contingente de unos dos millones de turistas, no digamos ya este regalo que nos manda Alá, de casi otro millón de rebotados de los países del Magreb y del Oriente Próximo. Que en mala hora ha sido, pues nos ha pillado con todas las carencias y todas las contradicciones en plena ebullición. Ha sido, es, un regalo envenenado como ya se está demostrando de una forma casi sangrante, a cuchilladas y a tiros.
La situación se reviste de fiesta y purpurina, de papel cuché y programas lúbricos en las televisiones guarras de media Europa, pero la situación de Ibiza es peligrosa y extrema. Necesitamos ayuda, dije hace poco. Mucha ayuda y de forma urgente y no me refiero a los militares vestidos de negro apagafuegos ni a los buques cisterna con agua del Ebro, aunque es probable que antes de septiembre ambos hagan acto de presencia. Me refiero a sembrar la isla con un plan integral donde se cubran todas las urgencias, ya que no podemos pensar ahora mismo en lo importante, pues nadie parece decidido a pensar en Ibiza a plazo más largo que unas simples elecciones.
En Mallorca se quejan de lo mismo, incluso veo que el conseller Biel Barceló se hace eco de mi vieja idea de los numerus clausus para limitar el turismo, pero claro yo lo digo como una licencia literaria, casi un rezo, o un desideratum pero no como un programa de planificación turística.
El año pasado visitaron nuestra provincia 13.580.000 turistas, 580.000 más que en 2013. Por azares del destino, en 2015 llegaremos a los quince millones y la pobre Ibiza llegará a sobrepasar los tres millones, si no me equivoco. El hecho es que todo está reventando, tot se bota foc, Ibiza arde a la menor de cambio, el agua es puro veneno, las carreteras están bloqueadas y los precios injustificadamente por las nubes.
No pido que llores por Ibiza, pido una movilización para parchear las urgencias y un cambio de actitud en los podemitas-socialistas para trabajar fuerte desde el otoño. Y sin ocurrencias ni chiquilladas. Comprendo que quizás es mucho pedir, pero yo confío en ellos, porque no tenemos a nadie más por ahora.