Hay que evitar a toda costa dar una mala impresión, que la auténtica y cruda realidad se sepa, para ello nada mejor que usar una buena ristra de eufemismos, que ya sabemos que las palabras no son material inerte, sino un arma cargada de futuro. Por ello se refieren a las zonas turísticas maduras, cuando en realidad quieren decir zonas podridas, por las que nadie en su sano juicio apostaría un céntimo. Son rincones, zonas, que ya se han exprimido hasta la enésima potencia y cuyas ganancias se han ido invirtiendo en nuevas zonas que pasarán a estar podridas en no muchos meses o años. O directamente en el Caribe o en otro país.
Este PP desarrollista no parece tener límites y se han inventado unos planes de intervención en zonas maduras (emplearé este adjetivo por piedad) para que se pueda seguir amontonando más gente en la misma zona, es decir, para que además de maduro esté bien saturado.
Este nuevo decreto ley permitiría a los hoteles de 4 y 5 estrellas y a los apartamentos de tres llaves aumentar brutalmente el nivel de edificabilidad (desde un 20% a un 15% respectivamente) por el poco ingenioso método de añadir alturas, hasta dos pisos. ¿Van a oxigenar las zonas maduras? ¿Conseguirán esponjar las zonas ya erosionadas, haciéndolas más cordiales, amigas y sostenibles? A una y a otra pregunta la respuesta es no. Más bien todo lo contrario. Uno piensa en el casco urbano de San Antonio, tan cascado como su propio nombre indica, siguiendo las directrices desarrollistas de Carlos Delgado, el conseller de Turismo del Govern balear. A decir verdad, esta ley tendría poca incidencia en el pueblo de la hermosa bahía de Portmany. Apenas hay hoteles y grupos de apartamentos que puedan acogerse a estas premisas.
Este nuevo decreto ley permitiría a los hoteles de 4 y 5 estrellas y a los apartamentos de tres llaves aumentar brutalmente el nivel de edificabilidad (desde un 20% a un 15% respectivamente) por el poco ingenioso método de añadir alturas, hasta dos pisos. ¿Van a oxigenar las zonas maduras? ¿Conseguirán esponjar las zonas ya erosionadas, haciéndolas más cordiales, amigas y sostenibles? A una y a otra pregunta la respuesta es no. Más bien todo lo contrario. Uno piensa en el casco urbano de San Antonio, tan cascado como su propio nombre indica, siguiendo las directrices desarrollistas de Carlos Delgado, el conseller de Turismo del Govern balear. A decir verdad, esta ley tendría poca incidencia en el pueblo de la hermosa bahía de Portmany. Apenas hay hoteles y grupos de apartamentos que puedan acogerse a estas premisas.
San Antonio fue pionero del turismo de masas. Uno de los pueblos más hermosos de verdad en el Mediterráneo occidental, pero cayó en el mismo vicio que el resto de la isla, practicando una edificación masiva e intensiva. Ahora toda la parte antigua y tradicional del pueblo necesitaría una remodelación profunda que la haga más atractiva.
Ignoro si esto será posible con los tiempos de carencias que estamos atravesando. Ignoro si valdría la pena mientras el tipo de turismo esté compuesto principalmente por las manadas de jovenzuelos que llegan ya borrachos de las playas de las calas vecinas.
Al menos una buena noticia: el atraso de los tres nuevos impuestos que el Govern pretendía implantar. Impuesto a los envases, a los coches de alquilar y a las grandes superficies. Toda la isla ha respirado aliviada, pero nadie duda que en 2014 todos pasaremos por el tubo. A los demenciales años del despilfarro ha de seguir una penitencia durísima y prolongada, si queremos salvar la piel a largo plazo.
@MarianoPlanells
@MarianoPlanells