Turquía y Egipto están remitiendo turismo a España. La situación interna es espantosa |
La tristeza y los lloros de unos, pueden ser la alegría de otros. Así es la vida y es de ingenuos ignorarlo. Durante los últimos meses hemos hecho un seguimiento por encima de los diversos acontecimientos bélicos o turbulentos en varios países mediterráneos que de algún modo constituyen competencia turística para nuestro archipiélago.
La situación es espantosa, lo cual beneficia sobre todo a Mallorca y a Cataluña, receptores de turismo ruso, mientras Ibiza tiene que conformarse con unas migajas insignificantes. Pero también lo notaremos. El año pasado Baleares (léase Mallorca) acogió a 100.000 rusos. El mes pasado Barcelona celebraba la llegada del primer millón de rusos de la temporada. El fenómeno se acrecentará debido a las extremas condiciones que ofrecen Turquía, Siria, Líbano (y algo Israel, aunque es más receptor que emisor) y desde luego Egipto.
Un país turístico mediterráneo no puede sumergirse en una guerra civil a principios de julio. Por cierto, algo de esto ocurrió en la España de 1936, cuando a Ibiza todavía venían pocos turistas y sí muchos viajeros con medios. Fue terrible. Todavía hoy nos condiciona y nos afecta en algunos aspectos. Egipto dio signos de una impostada calma bajo la mano dura de Mursi, un islamista –como Erdogan en Turquía– que asumió con avidez el mando. La situación no podía prolongarse, la sociedad civil, o sea los musulmanes que quieren progreso y valores democráticos, han explotado con todas las consecuencias y esta vez no han sido sólo las grandes concentraciones sangrientas de la ya mítica plaza Tahrir: todo Egipto está en pie para solicitar y exigir el cumplimiento de las legítimas aspiraciones sociales. Pero nada puede esperarse de un islamista (un Islam radical y violento), así que en este punto ha intervenido el Ejército (lo escribo con mayúsculas, cómo será la sociedad egipcia cuando el ejército es la institución valedora de la democracia). Estamos a día 2 de julio: los militares dan un ultimátum al presidente Mursi: tiene 48 horas para atender las peticiones populares o ellos intervendrán. Miércoles 3 por la noche, portada del DI:«Golpe de Estado en Egipto». Todo dicho.
Consecuencias: las económicas de todo orden serán profundas en un país muy castigado estructuralmente por la crisis. En concreto serán nefastas para el turismo. La prensa publica que las reservas españolas han caído en picado. Ya nadie quiere jugarse el pellejo en un nido de islamistas que acaban de liquidar a un estadounidense. Los Estados Unidos prohíben viajar a Egipto, en especial si eres mujer. Casi se repite el mismo fenómeno en Turquía, un país muy querido por los españoles. Tampoco se reducen los disturbios a la plaza Taksin de Ankara. Las grandes ciudades turcas son inseguras. Estambul suda miedo.
Lo que afecta a los españoles afecta a los rusos y ricos de los países del Este. Sicilia, España, Cerdeña se ofrecen como destinos alternativos el mismo día en que Croacia entra en la UE. En suma, hechos nefastos para quien los sufre, pero que benefician a Baleares de forma indirecta y muy remarcable.