Los que hemos seguido la imagen turística de las islas Pitiusas en la prensa europea desde los años 70 ya sabemos bien como se las gasta la prensa alemana cuando quiere masacrar un destino.Lo hizo en su día con Ibiza y ahora lo acaba de hacer con la Playa de Palma, que es un gueto alemán que agrupa casi unas 40.000 plazas turísticas, exactamente la mitad de las que tiene Ibiza oficialmente. Hoy, muchos hoteleros añoran el medio millón de alemanes que visitaban Ibiza y Formentera cada temporada.
En la década de los 80 Ibiza se puso de moda por sus chicas, su libertad, la movida gay, las discos y un paisaje singular, con precios muy accesibles para los germanos.No había diario o semanario que no sirviera a su lectores amplios reportajes en color. Ibiza era el must que todo buen alemán debía visitar al menos una vez en su vida. Pero en la década de los 90 finales, Ibiza había cambiado demasiado para el gusto de los alemanes. El destino Ibiza aparecía quemado y el número de turistas comenzó a descender progresivamente. Y en unos cuantos años, cuando se quiso reaccionar, Ibiza ya estaba perdida, con el golpe de gracia de las autovías que han dejado Ibiza irreconocible.
La prensa alemana tuvo mucho que ver. Ni una sola campaña de promoción turística pudo neutralizar el efecto ecologista. Ibiza había perdido aquella insolencia de paisaje verde, de precios imbatibles a la baja, de hermosas ninfas y bellos efebos. La droga ocupó un infame lugar y la masificación y el cemento acabaron por disuadir a los alemanes, que por otra parte aprovecharon hábilmente el auge de los vuelos low cost dirigidos a Mallorca.
Pero ay, nada es eterno. Ahora el Bild Zeitung (Bild am Sonntag, para los domingos) ha pegado una soberana paliza a la imagen de Mallorca, una isla que acoge a unos 4 millones de turistas alemanes, concretando en la zona de Playa de Palma, muy deteriorada con bandas de delincuentes, prostitución , camellos, botellón, peleas, atracos, o sea, la pesadilla de cualquier dirigente turístico. Bauzá repìte como un loro que Baleares es la zona más segura del mundo, pero no puede borrar la imagen caótica y peligrosa de la Playa de Palma.
Y a mayor deshonra, pues esta hermosa y abierta playa ha desperdiciado una oportunidad histórica para reconvertirse en un destino recuperado y remodelado. Se han despilfarrado 27 millones de euros, pero no se ha movido ni un ladrillo. La situación se ha estancado en un marasmo maloliente y los alemanes la irán evitando. La imagen de Mallorca ha quedado muy tocada, lo cual nos afectará a Ibiza. Estos procesos de descomposición pueden durar cinco años o más.Si los jerifaltes y despilfarradores mallorquines consiguen enderezar su rumbo es algo que está por ver. De momento han recibido un fuerte castigo. En Ibiza todavía no hemos recuperado aquellos alemanes perdidos.