sábado, noviembre 19, 2011

Vivienda: no hay perspectivas



Las tasadores de vivienda de Ibiza ya no intentan disimular ofreciendo voluntaristas mensajes de optimismo: no hay perspectivas de reactivación, es más, los precios de los inmuebles siguen su descenso imparable, sin contemplaciones.

Pero que no se quejen. La asombrosa escalada de los precios en los últimos años no tiene base real ni justificación alguna. De hecho, entre los unos y los otros, nos hemos gastado en créditos un dinero que tendrán que devolver nuestros hijos y nuestros nietos.

Es decir, en los últimos diez años, por poner una cifra aproximada, hemos consumido los recursos de todo tipo que hubieran correspondido a los próximos 30.

El proceso lo conocemos todos, ha sido diabólico, y lo cierto es que las consecuencias no han hecho más que empezar a revelarse ante nuestros ojos. Tiempo tendremos de quejarnos en serio. Leo en Expansión que los precios de la vivienda aumentaron en España un 155% (a un ritmo anual del 8%) entre 1995 y 2007 y desde entonces han caído un 22%, coincidiendo con la crisis económica, según un informe que acaba de difundir la Comisión Europea.

En 2008 ya empezaron a caer un 4,9, en 2009 un 7,2, y en 2010 cayeron un 4,2%. Quiero pensar que las cifras de Ibiza son más extremadas en ambos sentidos.

O sea, me parece muy poca caída para tanta subida. Ello no puede significar otra cosa –la idea tampoco es mía, es general– que los inmuebles en España siguen hinchados artificialmente y hasta que no se obligue a los bancos a sacarlos al mercado a un precio razonable, la economía española no comenzará su reactivación.

Esto es una noticia pésima para los especuladores y no uso el sustantivo en sentido despectivo alguno. Alguien tenía un dinero para invertir y lo hizo pensando en una rentabilidad.

Esta ha fallado en el último eslabón y todo aquel que haya pillado en el medio de la escalera se las verá imposibles para subirla e imposibilitado para descenderla.

Repito: la situación todavía no ha tocado fondo y, lo que es más obvio, nunca jamás van a darse las mismas condiciones, por lo que Ibiza y Formentera no sufrirán un destrozo igual ni comparable al de estos últimos 15 años.

Lo pasado pasó y no volverá, solo que nos queda la factura pendiente, además de unos destrozos descomunales.

Se seguirán vendiendo pisos, pero para vivir y siempre que los bancos (¿cuándo?) empiecen a rebajarlos y a facilitar créditos e hipotecas. Pero la especulación a este agudísimo nivel se ha terminado.

Quienes quieran jugar al monopoly con las viviendas pitiusas pueden optar por miles de ellas vacías y que están a la venta, y muchas más que se irán poniendo en el mercado durante los próximos diez años.

El artículo de Roig, presidente de los constructores de la Pimeef acababa su dramática llamada de auxilio con una pregunta.

¿Debemos seguir luchando contra todo y contra todos o es mejor dejarlo? Es mejor dejarlo, amigo. Y quien esté cualificado que salga al exterior donde se necesitan muchos constructores. Pero en Ibiza es mejor... irse.