sábado, noviembre 12, 2011

Un IVA reducido para el sector turístico


Sobre el tema del IVA en el sector turístico español observo mucha discreción, cuando no simple silencio, y es un tema que nos concierne a los baleáricos en primer grado, pero a los españoles en general. Y digámoslo, a los europeos: es hora de que comencemos a pensar en serio con mentalidad global europea y mucho más en términos de armonización fiscal. Por no haberlo hecho así las testas pensantes, ahora nos encontramos en un rosario de follones cuya resolución exige más habilidades que al inventor del cubo famoso, un escultor y arquitecto húngaro llamado Ernö Rubik.

El rompecabezas fiscal de la Unión será de difícil resolución, pero se conseguirá.

El PSOE en España se apresuró a subir el IVA, lo cual nos afectó como consumidores, pero también como empresarios o trabajadores en una zona dedicada al turismo en exclusiva.

Por su parte, el PP muestra más sensibilidad cuando promete «recoger en su programa un IVA superreducido» (Diario de Ibiza del 9 de octubre). Lo creo, porque entre otras cosas este anhelo responde a una lógica de mercado interior, donde solo ha sobrevivido a Zapatero el zarandeado sector turístico, gracias a la inapreciable ayuda de otras zonas mediterráneas limítrofes, que han sufrido graves conflictos o están sumidas en procesos tumultuosos que aconsejan no poner los pies en ellas.

Y segundo: lo creo, porque esta intención va en la línea recién aprobada por el Parlamento europeo que, por lo demás, intuyo, a partir de ahora no va a perder ni una ocasión de cohesionar las políticas fiscales europeas o al menos de la zona euro para llegar a una regulación común, y no digo uniforme, pero al menos aproximada.

¿Qué sabemos sobre esto? Que el Parlamento Europeo avala introducir un tipo reducido de IVA para el turismo, una actividad potente en todo el continente, por cierto, el más visitado por el turismo extranjero del mundo.

Un año Francia, otro España y a veces Estados Unidos nos llevamos la distinción de «país más visitado por el turismo extranjero». Vamos alternando, pero estamos los tres a la par. Por esto –como ejemplo de la anterior dispersión– Francia llegó a quejarse a la Comisión de la competencia desleal que suponía el IVA del 7% en los restaurantes españoles. Pues bien, mientras ZP lo ha subido, Francia lo ha bajado al 5,5%. (Nota: una vez escrito este artículo, Sarkozy lo vuelve a subir al 7%. De locos).

Pero estamos muy lejos de gozar de un IVA armonizado. Por lo que leo, la situación es un galimatías indigerible.

En la UE, el IVA que se paga o pagaba en un restaurante difiere mucho en función de cada país: 5% en la República Checa; 6% en Holanda; 8% en Grecia; 10% en Italia; 14% en Austria; 16% en Alemania; 17,5% en Reino Unido; 19,6% en Francia; 21% en Bélgica; 22% en Finlandia; 25% en Dinamarca y Suecia.

No es para bromas, hay mucho trabajo por hacer. Ahora mismo Portugal tiene un IVA del 23% (era un 13%) para la hostelería y otros servicios, cuando siempre comer en Portugal había sido una bicoca. ¿Cómo torear el ansia recaudatoria y la incentivación laboral?

Amigos, que llamen a Rubik, porque Angela Merkel y Nicolas Sarkozy no dan más de sí. Y recojo el guante del Partido Popular: un IVA superreducido en Ibiza y Formentera, pero me temo que el tipo general del IVA pase incluso a un 20%, si no más. Veremos.